6. MONTAÑAS TATRA- ZAKOPANE (POLONIA)

21:59



Con un tiempo muy deslucido por la lluvia, visitamos las montañas de Tatra, la cordillera más alta de los Cárpatos, que forma frontera entre Polonia y Eslovaquia. Pudimos disfrutar muy poco del paisaje pero, aún así, la zona nos gustó mucho.









MONTAÑAS TATRA

Ese día habíamos planeado acercarnos a las montañas de Tatra, que hacen frontera con  Eslovaquia y son la parte más elevada de la cordillera de los Cárpatos. Desde Kaczyna estábamos a una distancia de 102 km.

Aunque el pronóstico no era bueno, decidimos marchar con la esperanza de que mejorara, pero no fue así, estuvo lloviendo prácticamente todo el día y no pudimos realizar ninguna excursión. Aún así, nos gustó conocer la zona y nos sirve de excusa para regresar algún día a Polonia.

Disfrutamos del paisaje en ruta, admirando la frondosidad de los bosques con las diferentes tonalidades de verdes que, muchas veces, nos recordó a la Selva Negra. Aldeas desperdigadas con casas de madera.

Hicimos una pequeña parada para tomar un refrigerio en Czarny Dunajec. La devoción a María se hacía patente en gran parte de los lugares.



Pasamos por pueblos encantadores con casas de madera, que parecían de cuento. Algunas anunciaban alojamiento.


Aldea de Chocholow.






  Aldea de Koscielisko .


En esta zona, se hacía más patente la arquitectura tradicional polaca,  con las casas construidas con gruesos troncos de árboles, colocados paralelos al suelo. 



En la carretera principal de Zakopane visitamos el  santuario mariano de Nuestra Señora de Fátima (Santuario Matki Bożej Fatimskiej ) que en los años 1987 a 1992 fue iglesia votiva, después del atentado contra el Papa Juan Pablo II.


Como todas las iglesias que visitamos, estaba llena de fieles que seguían con devoción los ritos eclesiásticos.

Hasta los confesionarios de madera nos llamaron la atención.


La localidad de Zakopane,  está situada al pie de los Tatra. Allí se encuentran los únicos montes de tipo alpino en Polonia y los más altos de los Cárpatos, un magnífico paisaje  al que se une su peculiar arquitectura de madera.

Una pena que, debido a la lluvia,  no pudiéramos realizar ninguna excursión por alguna de las rutas de senderismo que están marcadas y llegan a los lagos. Ni siquiera pudimos tomar el funicular que sube a la cima del monte Gubalówka  para disfrutar las  vistas de todos los picos que dicen son espectaculares. ¡Queda pendiente!.



Zakopane es conocida como ‘la capital del invierno en Polonia’. Todos los años se celebran  allí campeonatos de salto de esquí, con unos trampolines que son de vértigo.




Nos encantó la  Iglesia de Nuestra Señora de Czestochowa, conocida como la Iglesia Vieja. Fue la primera capilla de madera que se construyó en la ciudad de Zakapone. Pequeña pero hermosa, es una muestra de la arquitectura típica de la zona,.




Su interior está rodeado de tallas de madera y sobre el altar principal tiene una imagen de la Madonna Negra.



Los confesionarios también tienen su encanto.


En el mismo espacio,  hay otra iglesia de piedra mucho más pequeña, que fue construida para el uso del propietario de la propiedad. Fue la iglesia de piedra más antigua de Zakopane. No la pudimos ver porque no estaba abierta.


Y junto a la iglesia de piedra,  se encuentra el histórico cementerio de Na Pęksowym Brzyzku. Aquí descansan escritores, escaladores, políticos, arquitectos y artistas locales y de toda Polonia. Se pueden ver fabulosas piezas de arte de roca o madera talladas por los artesanos y escuelas de arte locales. Magníficos monumentos funerarios, que entre el verde de los árboles y las plantas son un magnífico muestrario de arte fúnebre polaco. La visita tan sólo cuesta 3 zl.




 A pesar de que Zakopane es una localidad muy turística,  han respetado su arquitectura tradicional de montaña  y casi todas las construcciones tienen un mismo estilo .




Krupowki es la calle principal en Zakopane, es peatonal y está muy ambientada. En ambos lados, podemos encontrar  restaurantes, bares, pubs y, como capital deportiva de los deportes de invierno de Polonia, hay muchas tiendas de ropa deportiva (fundamentalmente de montaña) de buena calidad y bastante bien de precio. Así pues, aprovechamos para hacer unas buenas compras.



También podemos ver muchos puestos con objetos típicos del lugar, muy baratos y de gastronomía.




Mermeladas, patés y unos quesos (no son panes) típicos del lugar, ahumados y bastante salados. Sólo se pueden encontrar en este lugar.


En el extremo inferior de la calle Krupowki, se encuentra también el santuario Najswietszej Rodziny, con unas pinturas murales muy bonitas..



Debido al mal tiempo, poco más pudimos hacer. Una lástima!.

Comimos en un restaurante de la calle principal y asesorados por nuestros anfitriones,  Nicolás y Anna, seguimos disfrutando de la gastronomía polaca, cuyos ingredientes están relacionados con la vida rural ya que, tradicionalmente, Polonia es un pueblo que trabaja la tierra. Predominan platos a base de verduras y hortalizas como coles, rábanos, zanahorias, remolacha, setas, etc con los que se elaboran sopas y platos contundentes. Carnes de corral, caza, cerdo y ternera. El consumo de pescado de mar en Polonia, no está muy difundido pero las truchas de este lugar son muy recomendadas y exquisitas.

Un local acogedor con jóvenes ataviadas con el traje típico.

El Vodka, junto con la cerveza, es la bebida alcohólica nacional de Polonia. Se puede encontrar de todos los gustos, calidades y precios. Existe una gran variedad de cervezas de buena calidad y baratas y suelen servirse en vasos de medio litro.




Postres: Creps, tartas de manzana, de zanahoria, helados, ....



Ya de vuelta a  Kaczyna, un día Anna nos deleitó con la sopa zurek (típica polaca), que preparan añadiendo el líquido de harina de centeno fermentada con agua en un frasco o vasija durante cinco días.  Añaden, salchicha, setas, col, huevo, zanahoria, cebolla, patatas, carne ahumada. Una sopa exquisita, aunque contundente, de la que repetimos varias veces.


Y el último día quisieron sorprendernos con una paella, que no podemos decir típica española porque llevaba... chorizo!. Aunque tenemos que reconocer que estaba muy buena.

Y de postre un " kremówka" el pastel de hojaldre favorito del Papa Juan Pablo II.




Gracias familia por vuestra magnífica acogida. Habéis sido la mejor compañía para conocer el país y os recordaremos siempre con inmenso cariño.







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