12. SANTORINI

21:47



En Santorini finalizamos nuestro viaje a Grecia. Nuestra estancia, de casi tres días, dio para mucho. Visitamos Fira,  hicimos la excursión al volcán Nea Kameni, Thirasia, Oia y alquilamos un coche para recorrer la isla de norte a sur, conociendo algunas de sus mejores playas y rincones encantadores, como la tradicional localidad de Pyrga.









Viernes 22 de junio, 2018

Después de nuestra pequeña estancia en Folegandros, nos trasladamos en un ferry de la compañía Seaways a la isla de Santorini, el último destino de nuestro viaje por Grecia. Los billetes, los habíamos adquirido con anterioridad a través de https://www.go-ferry.com/ y nos costaron 114,69 €.

SANTORINI

Eran las 12:25 cuando desembarcamos en el puerto de Athinios, el principal de la Santorini, donde paran los grandes cruceros y que se encuentra en el interior de la media luna que forma la isla. El alojamiento lo habíamos reservado en Fira, la capital, asentada sobre la cima escarpada,  a 260 metros del nivel del mar.




Para llegar a Fira hay un teleférico (7€) o un bus local estacionado en el mismo puerto (1,5€). Otra opción es ascender los 800 escalones que la separan del puerto o montando en los típicos burritos 



Nosotros habíamos solicitado un transfer al hotel, que nos estaba esperando y nos cobró 20€. A esas horas el tráfico del puerto era infernal, coincidiendo con varios cruceros que acaban de atracar y casi tardamos media hora en recorrer los 10 km a Fira, ascendiendo, eso sí, por una carretera con bonitas vistas. En contraste con la tranquilidad de Folegandros parecía otro mundo.

- 1 er. día: FIRA (O THIRA)

Nos alojamos en el hotel Solaris, a pocos metros de la calle plaza principal y la caldera. La habitación era amplia y tranquila, tenía piscina y los desayunos muy completos. 

Fira es el centro neurálgico de la isla, la capital administrativa y la sede de todos los servicios principales como los bancos y agencias. En la calle principal hay mucho ambiente y se concentran muchos bares, restaurantes, pubs y clubs.

Al poco de llegar, nos reencontramos con nuestros amigos, Fernanda y Juanjo, que habíamos despedido en Mikonos. Habían continuado con el crucero de Celestial Cruises y estaban contentos. Como llegaron el día anterior nos pasaron información de la isla. Fue una pena que sólo coincidiríamos esa tarde.


Dimos un paseo por las calles, al borde del acantilado. La imagen era preciosa,  con las típicas casas encaladas de blanco, muchas excavadas en la roca volcánica y con magníficas vistas a la caldera del volcán y al viejo puerto.



Visitamos la Catedral Católica, que destaca por su bello campanario y está dedicada a San Juan Bautista. Fue restaurada tras el terremoto del 1975.

En Santorini hay casi más iglesias que personas y Fira tiene la peculiaridad de contar con dos catedrales: una ortodoxa y otra católica.


Las calles próximas al acantilado están repletas de pequeñas tiendas con mucho encanto. Realizamos algunas compra y no pudimos resistirnos de las típicas pulseras de Santorini, con bolas volcánicas de colores. También adquirimos esponjas auténticas y sin teñir y piedras pómez del volcán que unos pescadores vendían, al lado de la iglesia. 


Nuestros amigos tenían que partir para continuar el crucero y, antes de despedirnos fuimos a tomar unos refrescos. Al fondo, divisábamos su barco,  el Celestial Cruises. Para llegar tuvieron que utilizar el funicular que les llevó hasta el puerto de Athinios, donde una lancha les esperaba. 


Nosotros continuamos paseando tranquilamente y disfrutando de las vistas.



Desde la cima y frente la isla de Thirassia, veíamos navegar el barco donde se encontraban nuestros amigos y que partiría al anochecer. Desde abajo,  debía ser precioso el perfil iluminado y suspendido de las localidades que se asomaban al acantilado.



Desde arriba, observábamos como el ambiente de las terrazas se iba animando. En algunos hoteles de la caldera se realizan tratamientos de belleza.  Fue curioso ver a esta mujer que reposaba con una mascarilla de oro para el cutis. 


Poco a poco,  la luz de atardecer empezó a impregnar el entorno con un tono especial, de gran belleza.







Como las puestas de sol son más populares en Oia,  las calles en Fira estaban tranquilas y disfrutamos de un relajante paseo.



Al anochecer,  las calles solitarias y las casitas iluminadas que parecían flotar en el vacío, creaban un ambiente mágico.


Para cenar, elegimos el restaurante Pelican Kipod, situado en una de las calles que bajaba de la plaza principal, muy cerca del hotel. Pedimos la típica ensalada griega, que nos acompañó en todo el viaje, aguacates con gambas y pulpo a la parrilla con una salsa roja de remolacha y habichuelas. Todo exquisito. Con bebidas, un pequeño postre y cafés, nos costó 60 €, algo más caro que en Folegandros pero todo delicioso y en una ambiente muy tranquilo.  Decidimos que volveríamos.



2º día: 

EXCURSIÓN AL VOLCÁN NEA KAMENI, AGUAS TERMALES, THIRASIA, OIA

El día anterior habíamos contratado una excursión al volcán, con la agencia Dakoutros situada en la plaza central de Fira. Entre varias opciones, elegimos la del día completo, que nos pareció muy económica. Por 23 € abarcaba  la visita al volcán Nea Kameni, un baño en las aguas termales, una parada en la isla de Thirassia y desembarco en el puerto viejo para ascender a Oia y ver el atardecer. El trayecto nos pareció interesante, lástima que no facilitaban guía en español. 

A las 10:30h un bus nos estaba esperando para llevarnos al puerto de Athinios, donde embarcamos en  la bonita nave Odyssey para iniciar un tour hacia el volcán. 






Dejamos atrás Amoudi, una localidad construida en el borde del arrecife sobre la playa y directamente bajo Oia,


A lo lejos,  se divisaba el magnífico perfil con las casitas blancas de las localidades que se asomaban por encima de la caldera. 


ISLA DE NEA KAMENI (cráteres del volcán)

Al cabo de unos 20 minutos, llegamos a la isla de Nea Kameni y emprendimos un recorrido muy interesante, lástima que el guía no hablaba español y no pudimos enterarnos de gran parte de las explicaciones.

Santorini era una isla circular pero las violentas erupciones volcánicas que sucedieron, hace más de 3.500 años, provocaron un gigantesco tsunami que reventó la isla, convirtiéndola en lo que es hoy en día y fue el responsable de la desaparición de la cultura minoica.

En el centro se formó una laguna (lo que se llama caldera), con dos pequeñas islas volcánicas llamadas Nea Kameni  y Palea Kameni formadas por erupciones volcánicas más recientes, que de hecho aún presentan actividad volcánica y que, por supuesto, no están habitadas aunque son uno de los principales reclamos turísticos.


Los barcos atracan al lado de una montaña negra de lava para iniciar la excursión.



De telón de fondo, los abruptos acantilados de la isla principal, en forma de luna y de hasta 300 metros de altura, que habrían formado parte de la pared interna del cráter que quedó tras las explosión.


Emprendimos una caminata de ascenso por un sendero de roca volcánica, hasta alcanzar los cráteres del volcán que sigue activo.



Desde el punto más alto de la isla hay unas magníficas vistas de todo el entorno de la caldera.





Santorini ha vuelto a ser sacudida más veces por terremotos, el último a mediados del presente siglo, convirtiéndose en la formación terrestre volcánica más joven del Mediterráneo Oriental.


ISLA PALAIA KAMENI (baño en aguas sulfurosas)

Después de la visita de Nea Kameni, el barco continuó hacia la isla de Palaia Kameni donde se encuentran las aguas termales. El barco se ancló a pocos metros de una pequeña bahía y  desprendieron una escalera al agua. Desde allí se podía nadar una distancia de unos 30 metros para llegar a las aguas sulfurosas de la caldera, cuya temperatura es de 30-35 grados, aunque se mezcla constantemente con agua de mar. El barco permaneció allí durante aproximadamente 30 minutos dando tiempo a los bañistas. Se cree que habilidades beneficiosas para la piel y otras enfermedades pero es importante llevar bañadores viejos, puesto que las aguas sulfurosas dejan manchas amarillas, difíciles de quitar.


THIRASSIA

Después del baño, el barco navegó hacia la pequeña isla de Thirassia, situada frente a la isla principal, en el lado oeste de la caldera. Allí nos dejo dos horas de tiempo libre, que podíamos utilizar para bañarnos en las aguas de Korfos, ascender hasta la pequeña aldea de Manolas o comer en alguna de las tabernas tradicionales que hay en la orilla, que es lo que decidimos.




En la taberna Rock nos ofrecieron un menú, con distintas variedades de pescado a la barbacoa, que nos costó 20€ los dos, incluyendo las bebidas. Lo encontramos muy barato, aunque tuvimos que esperar un buen rato.


El café lo tomamos al borde del mar.



PUERTO VIEJO - OIA
Después del descanso en la isla de Thirassia, continuamos navegando cerca de los acantilados volcánicos, desembarcando alrededor de las 16:00 h en el puerto viejo. 


Desde allí, para llegar a Oia no hay carretera ni funicular, por lo que subíamos andando o tomábamos la alternativa de los burritos y, con el sol y el calor que hacía, no lo dudamos. Por cada burrito nos cobraron 7 €, que compensaba con creces la caminata.





OIA

Afortunadamente habíamos subido en burro, porque el calor era agobiante, lo positivo es que apenas había gente  paseando y las calle estaban tranquilas, porque nuestros amigos nos habían advertido de las colas que se forman para fotografiar los puntos más populares.

Oia nos gustó mucho, similar a Fira pero con más encanto. Estrechas y sinuosas calles empedradas, casitas blancas, cúpulas azules y magníficas vistas al horizonte y el volcán de fondo, desde el acantilado.



Oia mira desde arriba el mar y ofrece vistas espectaculares.





Desde las alturas de Oia, el paisaje deja sin respiración.








Numerosas capillas con cúpulas azúles adornan y embellecen Oia y son un manifiesto del carácter religioso del pueblo griego.


Las calles de Oia están rebosantes de tiendas, bares, restaurantes y comercios, especialmente joyerías, productos de marcas de gama alta, con objetos de un gusto exquisito.






A pesar de que esta pequeña localidad se ha hecho célebre en el mundo entero por sus espectaculares puestas de sol,  nos quedamos sin verla.  Estábamos cansados, no habíamos parado en todo el día y hacía muchísimo calor, por lo que decidimos adelantar nuestro regreso al hotel con el primer bus que salía de la plaza.


Después de unas horas de relax y un baño en la piscina del hotel, salimos a cenar unas pitas por la calle principal.


3er día

ALQUILER DE COCHE Y VISITA A LAS  PLAYAS DE AKROTIRI (faro), KOKKINI (roja), ASPRI (blanca), MESA PIGADY(negra) , VLYXADA, KAMARI Y LA LOCALIDAD DE PYRGOS .



Ese día habíamos decidido alquilar un coche para explorar tranquilamente la isla. Lo devolveríamos en el aeropuerto, antes de tomar el vuelo de regreso a Barcelona, que salía a las 4 de la madrugada y,  aunque eso nos subía un poco el importe, nos compensaba al no coger una noche más de hotel.

En primer lugar, tomamos dirección sur, hacia Akrotiri. La carretera bordeaba la costa con vistas espectaculares, hasta llegar al faro. 






FARO DE AKROTIRI

Aparcamos el coche a pocos metros del faro, que aunque no se puede visitar, es un punto estratégico que ofrece  maravillosas vistas  del mar y los acantilados.




Seguimos por el sur para visitar las fantásticas Kokkini Beach (playa roja), Aspri beach (playa blanca) y Mesa Pigady (playa negra).




Para llegar a Beach Kokkini (playa roja) pasamos por Akrotini, donde se encuentran las ruinas de la antigua ciudad minoica de Akrotiri, que no visitamos.

KOKKINI (PLAYA ROJA) 

Dejamos el coche en el aparcamiento situado en frente de una pequeña ermita blanca junto a la roca y tomamos un pequeño sendero indicado.






Un pequeño y tortuoso sendero, lleva hacia la playa roja y a los pocos metros, nos ofrece una magnífica panorámica. Se trata de una de las más famosas y bella las playas de Santorini, que debe su nombre a su perfil acantilado de roca volcánica roja y  a las peculiares tonalidades rojas y negras de su arena, producto de los sedimentos de las proximidades. 

El contraste con el color azul turquesa del mar, ofrece una estampa muy bonita y la vista es preciosa.





La playa es pequeña y hay un servicio de tumbonas y sombrillas. También se puede llegar en un servicio de barco-bus que salen desde los puertos de Akrotiri y Fira cada pocos minutos y descargan a sus pasajeros directamente en la playa.






En la playa, un barco anunciaba el trayecto a Aspri (la playa blanca a la que sólo se puede llegar en barco) y a Mesa Pigady (playa negra, que se puede alcanzar en coche). y decidimos hacerlo. El servicio era de ida y vuelta, creo que salía cada media hora y permitía bajar en cualquier de estas playas bañarse, visitarlas y retomar el trayecto con el barco que volvía a pasar.



ASPRI beach (playa blanca)

A continuación de la playa roja, se encuentra la playa blanca que, aunque está cubierta por guijarros de arena negra y blanca, se denomina a sí por está rodeada de gigantescas rocas blancas, que el barco  atraviesa .



Puesto que el acceso a la playa blanca sólo se puede realizar en barco, no hay tanta aglomeración de gente. 


La playa blanca, es  un lugar privilegiado para tomar un baño entre aguas cristalinas.  Las enormes rocas blancas, resaltan entre con el color azúl del mar: En ellas vemos  algunas grutas y hoquedades donde los bañistas se introducen.




MESA PIGADY (playa negra)

A continuación llegamos a Mesa Pigady (playa negra). Aquí descendimos del barco, paseamos y tomamos un pequeño baño. La playa adquiere el nombre por el color predominante de las rocas que la rodean y la arena , que está cubierta con piedras negras volcánicas.

También hay servicio de tumbonas y sombrillas y en uno de los laterales hay una taberna. A esta playa es fácil llegar en coche.






De aquí tomamos de nuevo el barco de regreso a la playa roja, aunque nos dejó en un embarcadero que hay antes de llegar a la ermita. 

La excursión valió la pena, aunque tuvimos poco tiempo para bañarnos puesto que queríamos aprovechar el día para conocer nuevos lugares. 

Un poquito antes de la ermita nos paramos en un chiringüito que nos habían recomendado nuestros amigos, que ofrecía unas pitas, muy buenas y baratas. Las pitas son uno de los platos típicos más populares de Grecia y resultan muy económicos. Son una especie de panes en forma de cucurucho en los que se envuelven diferentes ingredientes de carne, verduras y hortalizas. Muy buenos.


PLAYA DE KAMARI

A continuación, tomamos dirección a la costa oeste para visitar la playa de Kamari, una playa muy larga con de arena negra, paralela a un paseo marítimo, donde se encuentran los hoteles, restaurantes, bares, discotecas y tiendas . Aquí también tomamos otro baño y nos relajamos un buen rato, aunque nos pareció un sitio demasiado turístico.




Revisando el mapa, nos dimos cuenta que por error nos habíamos pasado la playa Vlyxada, una de la que más nos apetecía visitar en el sur y, como las distancias allí son cortas, decidimos retroceder.

Traspasamos la parte más alta de la isla, un enclave con magníficas vistas de la llanura rojiza, los pueblos en lo alto de la caldera, el mar Egeo con su azul intenso en el horizonte combinando con las cúpulas de las iglesias repartidas por cada rincón de la isla y la silueta de las islas vecinas que acompañan a Santorini.


Santorini tiene un suelo muy fértil debido a la ceniza volcánica y a su tierra. Por toda la isla hay viñedos, arrollados en el suelo para proteger los racimos de los rayos del sol, las pocas lluvias y los fuertes vientos durante todo el año. Los vinos griegos son elaborados con más de 300 variedades pero el assyrtiko es una variedad local cultivada desde la antigüedad y una de las mejores cepas para elaborar el vino blanco.

Para los griegos el vino es un regalo de los dioses: en este caso de Dionisio al que le dedicaron cultos. Se cree que los viñedos de Creta fueron los primeros del mediterráneo. 



PYRGOS

Antes de llegar a la playa, decidimos visitar Pyrgos,  un verdadero pueblo tradicional y el más alto de la isla. Situado en lo alto de una colina, está dominado por un castillo veneciano medio derruido, desde el cual se disponen las típicas casas de paredes blancas que contrastan con puertas y ventanas de madera en tonos azulados dominantes y un encanto singular. Es una localidad no muy concurrida por el turismo, por lo que conserva su autenticidad. En el café del pueblo, los ancianos se reúnen para jugar a las cartas, tomar un café griego en la sombra de un árbol.

Pyrgos fue la antigua capital administrativa de la isla hasta principios del siglo XIX y es famoso por sus numerosas iglesias y capillas ortodoxas, las más antiguas, del siglo XIV,  se encuentran cerca de la muralla. Una leyenda dice que gracias a la gente de Pyrgos, la isla no ha fue atacado por los piratas que merodeaban por la isla en busca del tesoro de la Atlántida.



















Dejamos atrás las alturas de Santorini y regresamos, de nuevo, al sur para visitar la playa que nos habíamos olvidado.

PLAYA VLYXADA

Llegamos a la playa a últimas horas de la tarde  pero, desde el primer momento, quedamos  fascinados.

Se trata de una playa tranquila, muy larga y espectacular,  con muros de piedra y acantilados naturales de roca erosionada por el mar y el viento, hasta formar pequeñas grutas.  Es de arena fina y al  principio hay dispuestas sombrillas y tumbonas. Su aspecto lunar y algo salvaje, es algo que impresiona y la convierte en un lugar muy atractivo y particular.

En este rincón,  disfrutamos de una puesta de sol, que acabó poniendo la guinda en el día.













Después de la puesta de sol, regresamos al hotel donde nos habían reservado las maletas y para cenar, repetimos en el restaurante que conocíamos y estaba a pocos metros del hotel. Esta vez elegimos un pescado típico llamado "sea bream" y nos sirvieron unas doradas al horno que estaban deliciosas. 





No quisimos despedirnos de Santorini sin repetir el bonito y relajante paseo nocturno por las callejuelas iluminadas de la caldera.



En una imagen única, Fira se ceñía a los contornos del acantilado y abría sus luces como un anfiteatro frente al mar.

Dicen que Santorini es uno de los archipiélagos más bellos del mundo. Con su peculiar forma de media luna,  sus pueblecitos blancos con cúpulas azules, sus playas de arena roja, blanca y negra, sus acantilados o sus famosas puestas de sol,  dejó en nosotros un magnífico recuerdo.

Como nuestro vuelo de regreso a Barcelona, salía a la 4:00, alrededor de la 1am nos desplazamos al aeropuerto y descansamos un rato en el coche antes de devolverlo. El vuelo salió con retraso y la espera se hizo larga en un aeropuerto pequeño y con un caos organizativo. 

Llegamos al final de nuestro viaje, de dieciséis días, por Grecia peninsular, Peloponeso y algunas islas. Un estupendo recorrido en el que disfrutamos de la diversidad de la cultura griega, cuna de la nuestra y de la que tanto aprendimos.

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Si al llegar aquí, aún te quedan fuerzas para continuar y te has perdido algún destino del viaje, te dejo el enlace con todas las entradas para que lo recuperes. Sólo tienes que picar encima:














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