8. Oviedo

21:47

Una ciudad moderna, deliciosa,  bella, limpia, agradable y tranquila.  Un lujo de ciudad.


Oviedo, septiembre 2020

Dejamos Belmonte de Miranda ( Somiedo) y nos dirigimos a Oviedo (56 km), donde pasaríamos los dos últimos días de nuestra ruta por Asturias.

Oviedo es una ciudad de la que todo el mundo habla muy bien y que hacía tiempo que queríamos conocer pero la visita también nos sirvió de excusa para reecontrarnos con  nuestros primos ovetenses, a los que  desde hacía muchos años no veíamos. 

Desde el primer momento, tuvimos una estupenda acogida y unos excelentes  guías que nos mostraron,  con un merecido orgullo, su ciudad que posee una gran cantidad de atractivos y un rico patrimonio monumental conservado de manera excepcional.

 Una ciudad moderna, deliciosa,  bella, limpia, agradable y tranquila.  Un lujo de ciudad.

El monte Naranco

Entre su patrimonio monumental, en el que destaca su casco antiguo, posee varias iglesias prerrománicas, que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

Dos de ellas se encuentran en el Monte Naranco,  que corona la ciudad con una superficie de 600m de altura, 31 hectáreas de espacio libre y zonas verdes y que, además, de las joyas arquitectónicas del arte prerrománico asturiano, ofrece una de las mejores vistas panorámicas de Oviedo y de casi todo el municipio.

Subiendo por la falda de esta colina  vemos la primera maravilla: Santa María del Naranco, uno de los vestigios mejor conservados del prerrománico,  del siglo IX. Una construcción innovadora, al ser el primer palacio que se edificó en altura por orden del rey Ramiro I. Consta de dos plantas y su estilo pertenece al arte asturiano o “ramirense”. Por dentro no pudimos visitarlo.

Santa María del Naranco

Doscientos metros más arriba se halla San Miguel de Lillo, iglesia prerrománica dedicada a San Miguel Arcángel, mandada construir por el mismo rey, Ramiro I, como iglesia palatina de Santa María del Naranco.

San Miguel de Lillo

Desde aquí, directamente hasta arriba,  se encuentra el auténtico mirador de la ciudad y donde está la imponente estatua del Sagrado Corazón de Jesús.

Mirador del Sagrado Corazón de Jesús.

Otra huella del prerrománico asturiano, que está considerada la más antigua y de mayor tamaño de toda España,  es la Iglesia de San Julian de los Prados. Artísticamente sobresale por las  pinturas  interiores. 

San Julian de los Prados

EL CASCO HISTÓRICO DE OVIEDO.

Oviedo atesora uno de los mejores cascos históricos de España,  en el que alternan los grandes monumentos con los pequeños detalles: fuentes, restos de muralla,...  Las calles de esta parte de la ciudad son peatonales, por lo que es muy agradable  pasear por ellas. 

Una buena forma de recorrer Oviedo es fijándose en la gran cantidad de estatuas que hay  y que convierten la ciudad en un gran museo de arte.

Nos acercamos a las inmediaciones de la catedral por la calle González Abascal. A nuestra izquierda se abre la Plaza Porlier con la escultura de un viajero cargado de maletas en actitud de descanso. Se trata de «El regreso de Willians B. Arrensberg»,  creado por el artista Úrculo, en 1993. Nos encanta esta escultura que nos invita  a introducirnos por esta parte de la ciudad.

A la derecha el palacio del Conde de Toreno, del siglo XVIIcasa natal del historiador Queipo de LLano y uno de los principales ejemplos de arquitectura civil barroca de la ciudad.



Avanzamos por la calle González Abascal y llegamos a la Plaza de la Catedral rodeada de nobles edificios como los palacios de Valdecarzana y Camposagrado; la capilla de Nuestra Señora de la Esperanza; o las casas de los Llanes y de la Rúa, siendo este último el edificio civil más antiguo de Oviedo, ya que se libró del fatídico incendio que asoló la ciudad en 1521.

En frente de la Casa de la Rúa se encuentra la escultura de La Regenta – protagonista de la popular novela de Leopoldo Alas, Clarín, en la que inspirado en Oviedo, bautiza la ciudad como Vetusta.


 Pero si hay un edificio que es capaz de ensombrecer al resto,  es la catedral de San Salvador y entramos a visitarla.


La construcción de la catedral se inició a finales del siglo XIII y se terminó en el siglo XVI. Es una catedral mayoritariamente de estilo gótico, aunque al estar situada sobre las ruinas de una catedral anterior del siglo XI, conserva estructuras prerrománicas (Cámara Santa), renacentistas y barrocas.

El pórtico que la encabeza consta de poca altura, además de tres arcos y puertas que dan acceso a las naves. La caracteriza una torre de estilo gótico y renacentista presidida por un campanario. Dicho campanario se compone de tres campanas, en las que la más destacada es la Wamba, por ser la más antigua en funcionamiento de España. 

El Retablo mayor es de estilo tardogótico hispano-flamenco realizada completamente en madera policromada y está dividido en 23 escenas que relatan la vida de Jesucristo. 

El Claustro es de estilo gótico,  construida en diferentes fases iniciándose en el año 1300 y dándose por concluido en 1441.


Junto a la de Santiago de Compostela fue el centro de peregrinaje más importante durante la Edad Media, época en que se desarrolló el culto a las reliquias. La Cámara Santa, del siglo IX, que está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, alberga las joyas más preciadas de la catedral.  Está compuesta por dos niveles. En la parte superior, en la conocida como Capilla de San Miguel, se encuentra el Arca Santa, que contiene un gran número de reliquias entre las que se encuentra el Santo Sudario, así como la Cruz de los Ángeles, símbolo de Oviedo; o la Cruz de la Victoria, símbolo de Asturias.


En el apartado de la Cámara Santa se encuentra un columnado con representaciones del Apostolado de gran importancia escultórica, situadas en las cuatro esquinas de la sala 


 
En la parte inferior de la Cámara Santa se encuentra la Cripta de Santa Leocadia, con techo abovedado. Bajo la mesa del altar, situada en el centro del santuario, se encuentra la tumba con los restos y reliquias de Santa Leocadia, a los que se añadirían, en tiempos de Alfonso III, los restos del mártir Eulogio y Leocricia traídos desde Córdoba.


La visita a la catedral, el monumento más importante de la ciudad, nos pareció muy interesante  y  recomendable . El precio de la entrada general, con audioguía es de 6 € + 5€ para la Cámara Santa.

 Siguiendo por las callejuelas peatonales tomamos  la calle Cimadevilla que está llena de establecimientos comerciales, cafés , bazares, etc., entre ellos la típica heladería Diego Verdú y su solicitado helado de turrón.
Calle Cimadevilla. Puerta de la Muralla.

Giramos a la izquierda por un calleja que desemboca en la Plaza Trascorrales, bella  y colorida, donde se encuentra las estatuas de La lechera y La burra y que rinden homenaje a las mujeres que hasta los años setenta llegaban con sus burros para distribuir la leche en la ciudad. 


Volviendo a la calle Cimadevilla, atravesamos La  Puerta de la Muralla, la  más importante de la antigua muralla medieval. Sobre ella se erige la torre con el reloj del Ayuntamiento, que nos abre paso a la Plaza de la Constitución, donde se asienta el edificio del Ayuntamiento y la Iglesia de San Isidoro el Real.


Plaza de la Constitución. Ayuntamiento y Puerta de la Muralla


Ubicada en un lado de la plaza de la Constitución, visitamos la Iglesia de San Isidoro el Real (siglo XVII) de estilo clasicista con elementos barrocos. En sus inicios  perteneció al desaparecido colegio de la orden de los jesuitas, con vocación a San Isidoro. La restauración y limpieza de su fachada neoclásico-barroco puso al descubierto escritos tan curiosos como “Prohibido jugar a la pelota”, escrito con toda probabilidad en tiempos del colegio jesuita.

Dejamos la plaza de la Constitución y  por la esquina más próxima a  San Isidoro, transitamos por la Calle Magdalena que nos lleva a El  Fontán, quizá la zona más popular de Oviedo y donde se celebra mercado jueves y sábados. El edificio pegado a la Iglesia construido en hierro es el mercado de abastos y se inauguró en 1985.


 En el Fontán  hace siglos allí había una laguna natural nutrida por manantiales y fuentes – de ahí el nombre de esta plaza-. La plaza anexa, Daoíz y Velarde, constituye uno de los lugares con más ambiente de la ciudad para tomarse unos pinchos y unas sidrinas. Es un pequeño espacio rectangular, porticado por fuera y por dentro y  en el centro de la plaza resalta la escultura de las "Vendedoras del Fontán" y, bajo los porticones, sentada en un banco, la estatua de "La Bella Lola".





La Bella Lola, es una figura hermanada entre Oviedo y Torrevieja.  Una copia de la escultura alicantina que, sentada en un banco y mirando al mar, espera la llegada de los barcos.


Seguimos paseando entre el entramado de callejuelas. En la calle Mon sobresale la torre de la catedral.

Calle Mon, mirando a la catedral.
 En la calle San Francisco se encuentra la Universidad pública de Oviedo, con más de 400 años de historia y en ella impartieron clase grandes maestros , como el padre Feijóo y Clarín, durante el siglo XIX .



Salimos del Oviedo medieval al Oviedo señorial y lujoso, donde la plaza de Escandalera es su máximo exponente, rodeada de edificios modernistas como la Casa Conde ( de 1904) o el conocido y elegante Teatro Campoamor, inaugurado en 1892.  En el centro de la plaza se encuentra otra escultura de renombre, La Maternidad, de Fernando Botero.

Plaza de Escandalera. Casa Conde

Plaza de Escandalera. Teatro Campoamor, sede de entrega de los Premios Princesa de Asturias. 


Frente al teatro Campoamor, la escultura urbana conocida como Culis monumentalibus es también una obra del artista asturiana Eduardo Úrculo.

A pocos metros de la plaza Escandalera, en la calle Milicias Nacionales, vemos la estatua de Woody Allen, como homenaje al cineastra  que recibió el Príncipe de Asturias de las Artes en el 2002. 


Unos metros más, por calle Uría, la principal arteria comercial de Oviedo, se encuentra la estatua de "Rufo", el perro callejero de Oviedo que apareció en Oviedo a finales de los ochenta, cuando era casi un cachorro. Los ovetenses se encargaron de cuidarlo y alimentarlo durante algo más de una década, hasta que enfermó y fue trasladado al albergue municipal.


En la calle Uría llama la atención la fachada de El Cuitu, un magnífico edificio modernista, de 1917, pendiente de rehabilitación.




En uno de los laterales de la plaza de la Escandalera y la calle Uría, se encuentra el Campo de San Francisco, el mayor  parque de Oviedo. Una extensión de 9 hectáreas,  en cuyo interior se distinguen varios paseos y avenidas: el paseo de los Álamos, el paseo del Bombé, el paseo de José Cuesta, la avenida Italia o la avenida Alemania, entre otras.

Cuenta, además, con un estanque, monumentos y varias estatuas populares como  la de Mafalda y  La Torera.


La estatua de Mafalda , homenaje al famoso dibujante argentino Quino, que fue Premio Princesa de Asturias en el año 2014, nos recuerda a la Mafalda de Buenos Aires de la que también nos quisimos llevar un recuerdo fotográfico.



"La Torera" es una escultura de una popular fotógrafa que trabajaba  en el parque. Está representada  junto a su cámara fotográfica, el trípode, una silla y un caballito de cartón que utilizaba  para los niños cuando realizaba los retratos. El nombre de "torera" le viene por el tipo de calzado que siempre usaba.

Desde el Campo San Francisco nos acercamos hasta a la Basílica de San Juan el Real,  de estilo neo-bizantino. Construida en 1915, es impresionante por su grandeza y excelente decoración, resaltando las cristaleras y su cúpula. Esta iglesia es muy apreciada por sus habitantes, que suelen elegirla para sus ceremonias y es donde,  en octubre de 1923, se casó Franco.




Tomamos un transporte público que nos acerca al Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo, una obra de Santiago Calatrava. Un edificio que genera diversidad de opiniones pero que dota a la ciudad de un toque moderno y es el centro neurálgico de los congresos nacionales e internacionales celebrados en la capital del Principado.




No menos interesante nos parece el paseo hacia la renovada plaza de los Ferroviarios, en la Losa y la instalación de las farolas isabelinas.



Celebramos el encuentro en Casa El Gaiterín, donde Esther nos invita a toda la familia. Un lugar cálido y familiar donde disfrutamos de un buen ágape.
 
Un buen encuentro  que no hizo muy felices y que esperamos repetirlo sin tantos años de por medio. 
¡Gracias familia! Os esperamos en Barcelona.
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