11. PERÚ POR LIBRE: CUSCO Y RUINAS CERCANAS
21:4711º. día - 14/9/15
Para este día teníamos un extenso programa: Visitar la ciudad de Cusco y las ruinas cercanas (Saqsaywuaman, Q'enqo, y Tambomachay).
Qosqo (Cuzco) fue la
ciudad donde Manco Cápac, hijo del dios Inti (dios del sol) apoyó la vara
de oro y por fin la entierra la engulló. De esta forma, supo que era
el lugar donde debía crear la capital del imperio Inca o Tahuantinsuyo (leyenda
del Lago Titicaca).
El segundo
fundador de Cusco, Pachacútec (el noveno Inca y gran urbanita del imperio)
derribó la ciudad de Manco Cápac, que era de adobe, y la rehizo en piedra y
cimientos. Un plan urbanístico que se tardó 20 años en
realizar y trabajaron en él 50.000 indios de todos los reinos sometidos.
A la llegada de
los españoles, Cusco debía tener unos 125.00 habitantes y, aunque la capital
fue traslada a Lima, siguió siendo una ciudad importante. Los colonizadores la
arrasaron, impusieron nuevos dioses, nuevas leyes, nuevos gobernantes y, sobre
los imponentes muros incas de templos y palacios, construyeron sus iglesias,
conventos y casonas.
A través de los
siglos y en varias ocasiones, la ciudad ha sido devastada por
terremotos que desplomaron edificios, algunos ya restaurados y gran parte de
los cimientos y muros de los palacios incas quedaron intactos .
Bajo mi punto de vista, y a pesar de todas las aberraciones que se cometieron, Cusco es un lugar donde la fusión de las dos culturas (inca y española) hacen que sea una ciudad única y privilegiada. Pasear entre el encaje perfecto, la finura y la austeridad de la arquitectura incaica y el patrimonio que dejaron los españoles, es digno de admirar.
La ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad, en 1983, por la Unesco.
Nos levantamos tempranito y nos pusimos en marcha. Eran las ocho de la mañana, hora en que empezaba la jornada escolar y muchos niños se apresuraban para no hacer tarde. A la entrada de la escuela formaban una fila delante de la bandera que nos recordó la educación de nuestra lejana infancia.
Por cierto, en Cusco, además de la bandera oficial de Perú, de color rojo y blanco, flamea en muchos establecimientos, una colorida bandera que no tiene nada que ver con la del Movimiento Gay, pero que a todos los turistas nos causa confusión y curiosidad porque solamente un color las diferencia. Se trata de la bandera del Tahuantinsuyo y representa a los estandartes incas, aunque no está demostrado que éstos los llevaran.
Para visitar algunos museos y las ruinas incas adyacentes a Cusco, es obligatorio comprar el Boleto Turístico que se puede adquirir en varios sitios. Nosotros nos acercamos a la Casa de la Municipalidad que está en la Avenida del Sol (Lunes a Domingo de 08:00 - 18:00 h) y compramos el boleto integral, que permite el ingreso a 16 lugares de interés turístico, con una vigencia de 10 días y un importe son 130 soles.
Iniciamos nuestra visita por la Plaza de Armas, que antiguamente fue un pantano. En tiempos del inca se llamaba Huacaypata y, desde aquí, salían los cuatro caminos hacia las cuatro partes del imperio inca.
Iniciamos nuestra visita por la Plaza de Armas, que antiguamente fue un pantano. En tiempos del inca se llamaba Huacaypata y, desde aquí, salían los cuatro caminos hacia las cuatro partes del imperio inca.
La Plaza de Armas es una de las más bonitas de nuestra visita a Perú. Recuerda mucho a la de una ciudad castellana, está rodeada de enormes soportales, edificios coloniales de dos pisos, un animado y ajardinado centro y hasta tiene dos iglesias barrocas en los laterales, la Catedral y la de la Compañía, que parecen competir entre si por el gran espacio que ocupan.
La Catedral,
se construyó durante 100 años, del 1560 al 1660, y está construida sobre
las ruinas del palacio del Inca Viracocha. Tiene un edificio principal y dos
pequeñas iglesias añadidas, la capilla del Triunfo a la izquierda y la capilla
de la Sagrada Familia a la derecha. Su interior es precioso, con muchas
pinturas y capillitas.
Un guía nos acompañó en la visita en la que, lamentablemente, no está permitido fotografiar.
Nos mostró una de las imágenes más veneradas en Cusco, la imagen del Cristo de los Temblores y nos contó que en todos los terremotos que asolaron la ciudad, sacaban a la imagen al exterior y los temblores cesaban, por lo que le tienen gran devoción.
En la cripta de la catedral reposan los restos del Inca Garcilaso de la Vega, cronista de la civilización inca, hijo de un español y una princesa inca que le narró gran parte de lo que él luego describió.
Y pudimos observar como los artistas cusqueños fueron filtrando antiguos mitos incas en la doctrina cristiana: las sirenas se apoderaron de los retablos y del coro de la catedral, pintaron a la Virgen con perlas y loros; y un cuy, papayas y pan de trigo llenan la mesa de una Santa Cena cuyo Judas tiene la cara de Francisco Pizarro. Y nos contó que, hasta las procesiones de Semana Santa, tienen raíces indígenas, pues era una costumbre de los incas sacar a las momias en procesión un día determinado.
La Iglesia de la Compañía fue construida por los jesuitas en 1571 sobre el palacio del inca Huayna Cápac, cuyas piedras aún se ven en el lateral de la calle Loreto. Después de un terremoto los jesuitas quisieron hacer el mayor templo de Cusco pero el obispo se opuso y escribió al papa Inocencio X que lo prohibió. Al lado está la Universidad.
La plaza de Armas está rodeada de montes, cuyas laderas se han ido sobrepoblando por falta de espacio y que se alzan detrás de los tejados.
La catedral |
Un guía nos acompañó en la visita en la que, lamentablemente, no está permitido fotografiar.
Nos mostró una de las imágenes más veneradas en Cusco, la imagen del Cristo de los Temblores y nos contó que en todos los terremotos que asolaron la ciudad, sacaban a la imagen al exterior y los temblores cesaban, por lo que le tienen gran devoción.
En la cripta de la catedral reposan los restos del Inca Garcilaso de la Vega, cronista de la civilización inca, hijo de un español y una princesa inca que le narró gran parte de lo que él luego describió.
Y pudimos observar como los artistas cusqueños fueron filtrando antiguos mitos incas en la doctrina cristiana: las sirenas se apoderaron de los retablos y del coro de la catedral, pintaron a la Virgen con perlas y loros; y un cuy, papayas y pan de trigo llenan la mesa de una Santa Cena cuyo Judas tiene la cara de Francisco Pizarro. Y nos contó que, hasta las procesiones de Semana Santa, tienen raíces indígenas, pues era una costumbre de los incas sacar a las momias en procesión un día determinado.
La Iglesia de la Compañía fue construida por los jesuitas en 1571 sobre el palacio del inca Huayna Cápac, cuyas piedras aún se ven en el lateral de la calle Loreto. Después de un terremoto los jesuitas quisieron hacer el mayor templo de Cusco pero el obispo se opuso y escribió al papa Inocencio X que lo prohibió. Al lado está la Universidad.
Iglesia de la Compañía
|
Universidad |
Los edificios que rodean la plaza albergan comercios y muchos tienen balcones en el primer piso, desde los que se puede disfrutar del ambiente.
Por todo el casco antiguo hay edificios coloniales con bellos balcones de madera y largos soportales.
Los largos soportales protegen del frío y de la lluvia, como esta mamá que se refugia con su bebé de un pequeño aguacero.
Uno de los balcones más bonitos de Cusco, es el del Palacio Arzobispal, construido sobre los muros del palacio del Inca Roca. El edificio perteneció al primer obispo de Cusco y fue totalmente reconstruido tras el terremoto de 1950. Cuenta con un Museo de Arte Religioso, muy interesante, que visitamos otro día.
La calle Loreto es una calle estrecha que sale desde la Plaza de Armas y corresponde al pasadizo exterior de un antiguo Palacio Imperial inca. En sus muros se aprecia el dominio de los arquitectos para cortar y encajar los bloques perfectamente. Es tan exacto el labrado y junturas de los bloques de piedra que no es posible ni siquiera introducir un alfiler entre ellas.
Por detrás de la catedral, se llega al barrio de
San Blas, el más antiguo del Cusco español. Las calles son muy empinadas y pintorescas.
En la plazoleta de San Blas visitamos la iglesia más antigua de Cusco, construida sobre sobre un santuario inca consagrado al culto del Illapa, dios del trueno, relámpago y rayo. Conserva un espectacular púlpito tallado y subiendo al campanario se obtiene una buena vista.
Seguimos subiendo por las empinadas calles hasta el Mirador de San Blas.
Costaba subir, la falta de oxígeno debido a la altura se hacía notar. Cusco está a 3.360 metros sobre el nivel del mar.
Una vez arriba, desde el Mirador de San Blas, disfrutamos de una panorámica espectacular.
Por detrás de la Iglesia de la Compañía, están los conventos de Santa Catalina y de Santo Domingo y casonas coloniales con magníficos balcones.
Mujeres con trajes tradicionales, buscaban la propina del turista.
Mujeres con trajes tradicionales, buscaban la propina del turista.
Visitamos el Monasterio de Santo Domingo, construido en 1534 por los dominicos sobre los muros incas de la Casa del Sol, Coricancha, dejando integrados al edificio los muros y dependencias que no pudieron destruir. El terremoto del 1650 echó por tierra la construcción cristiana y el conjunto tuvo que ser reconstruido, ocasión que se aprovechó para sacar a la luz los restos del templo inca que había en el piso bajo del claustro.
Un guía que estaba en la entrada del monasterio, nos dirigió la visita.
Un guía que estaba en la entrada del monasterio, nos dirigió la visita.
Sobre el muro negro inca, se levanta el ábside de la iglesia, que ocupa el espacio de la Casa del dios Sol (Inti) y que, según el Inca Garcilaso de la Vega, había estado recubierta de planchas de oro y una gran imagen del Wiracocha (el gran dios inca) hecha de una plancha de oro de más grosor que el de las paredes. A ambos lados de esta imagen estaban los cuerpos embalsamados de los incas.
Las piedras están perfectamente ensambladas entre sí, sin mortero.
Y estas dependencias habían quedado escondidas detrás de un revestimiento de barro y se ignoraba su existencia.
Y entre ellas la pieza más pequeñita.
En el interior de la iglesia hay una importante exposición de arte y pinturas de cusqueñas un claustro precioso.
Camino del hotel, pasamos por la Iglesia
de la Merced ( 1536), que también fue destruida por el terremoto de
1650. Aquí se conserva la famosa joya y reliquia "La Custodia de la
Merced", hecha en oro de 24 quilates y con incrustaciones de 1.518
diamantes, 615 piedras (rubíes, topacios y esmeraldas) y una gran perla en
forma de sirena, considerada como la segunda más grande del mundo.
Camino del hotel, pasamos por la Iglesia
de la Merced ( 1536), que también fue destruida por el terremoto de
1650. Aquí se conserva la famosa joya y reliquia "La Custodia de la
Merced", hecha en oro de 24 quilates y con incrustaciones de 1.518
diamantes, 615 piedras (rubíes, topacios y esmeraldas) y una gran perla en
forma de sirena, considerada como la segunda más grande del mundo.
Cerca de la Iglesia de la Merced se encuentra el Mercado Central de San Pedro, que entramos y aprovechamos para comprar algo de fruta.
En la calle había un mercadillo de productos textiles.
Por la tarde nos recogieron del hotel para visitar las ruinas incas cercanas: Saqsaywuaman, Q'enqo y Tambomachay. Hay quien las hace a pie, visitando la más lejana en primer lugar y luego se va bajando hasta llegar a Saqsaywuaman que está situada a 400 m sobre Cuzco. Es la idea que en un principio llevábamos pero para hacerlas tranquilamente, nos faltaba un día más. A todas estas ruinas se entra con el Boleto Turístico.
(Por este tour nos cobraron 22 soles, entraban las visita guiadas a la Catedral y al Monasterio Santo Domingo, que ya habíamos visitado).
El primer lugar que visitamos es Saqsaywuaman, uno de los más imponente complejos arquitectónicos
incas, cuya construcción fue iniciada por mandato del inca
Pachacutec, alrededor de 1450. Se tardó más de 70 años en terminarla y, aunque
no se ha llegado a determinar exactamente la función que tuvo, según Garcilaso
fue ..." casa del Sol, de armas de guerra, como lo era el
templo de oración y sacrificios".
Cuando los conquistadores españoles llegaron por vez primera a estas tierras no podían explicarse cómo los "indios" podían haber construido tanta grandeza; su fanatismo religioso medieval les condujo a creer que aquello era simplemente obra de demonios o espíritus malignos y, aún hoy, hay quien cree que fue cosa de alienígenas.
Los bloques pétreos empleados en el primer muro o inferior son los de mayor volumen, existe uno que tiene una altura de 8.5 m. y pesa unas 190 toneladas métricas.
Después de la conquista española en 1534 las piedras de Saccsawaman fueron usadas para la construcción de las casas e iglesias del Cusco, destruyendo, para ello, todos los edificios ubicados en la cima de este sitio.
Desde Saqsaywuaman hay una magnífica vista de Cusco y la Plaza de Armas. En el plan urbanístico del Inca Pachacutec, Cusco tenía forma de un puma de costado, la cabeza estaba en Saqsaywuaman y la cola detrás del Coricancha.
El segundo grupo arqueológico que visitamos fue Q'enqo, un lugar alrededor de una gran piedra. Aquí destaca una plaza o
espacio abierto que sirvió para llevar ceremonias diversas en presencia de los
ídolos y momias incas, que ocupaban 19 nichos trapezoidales que hoy se encuentran
sólo hasta la mitad de su altura original.
Frente a los nichos se encuentra la enorme Roca Sagrada, que por su ubicación debió tener un significado muy especial, tiene una base de piedras bien labradas a la que le faltan dos hileras. Parece ser que la roca era una escultura impresionante con forma de alguno de los dioses incas, posiblemente la cabeza de un felino o una serpiente, que debió ser fracturada y deformada cuando se hizo la tristemente famosa "Extirpación de Idolatrías", por la que se debía destruir todo aquello que se opusiera al cristianismo y tuviera relación con la religión inca.
En Q'enqo, una entrada nos conduce a un túnel por debajo de la roca.
En el interior de la roca, hay una mesa de piedra en la que debían practicarse embalsamientos o trepanaciones. La parte superior de esta piedra está profusamente tallada y tiene una superficie muy fina. En ella se observa un canalillo en zingzag por el que se hacía correr agua, sangre o chicha, según la ceremonia.
Al noreste de la plaza se encuentran restos de una fuente litúrgica
que debió contener buena y abundante agua, desafortunadamente hoy está casi
seca y semi-derruida después que el agua fuera
canalizada y transportada a la cervecería de la ciudad que se jacta de producir cerveza hecha
con el agua de los Inkas.
Empezaba a caer la tarde cuando realizamos la tercera y
última visita a Tambomachay, una especie de templo para rendir culto al
agua, recurso natural de gran valor para los pueblos agrícolas.
En esta construcción de piedra, destacan tres
manantiales y en sus muros superiores unos nichos donde guardaban a sus momias.
En el camino a los tres manantiales, unas campesinas con trajes tradicionales, aguardaban propinas de los turistas.
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