CABO DE GATA (2014)

12:39


Mayo 2014


Hace un día espléndido cuando decidimos visitar el Cabo de Gata, uno de los lugares más vírgenes y bellos del Mediterráneo. 

Son muchos los rincones y las playas que nos gustaría conocer pero como tan sólo disponemos de un día, Ricard y Carmen, nos planifican una ruta de la que quedamos encantados.

Llegamos a la Playa de los Genoveses por una pista de tierra que  atraviesa un valle completamente desértico y de una belleza en su estado más puro.







Playa de los Genoveses
La playa recibe el nombre por una flota de naves genovesas que estuvo acampada en esta bahía durante dos meses, para unirse a las tropas de Alfonso VII y conquistar la ciudad de Almería a los berberiscos. 

Es una playa muy amplia que cubre toda la bahía, en una zona virgen, sin chiringuitos, bares ni infraestructuras alrededor. Está rodeada de pequeñas dunas donde crece la vegetación típica del valle, como son las chumberas y las pitas.




Un paisaje desértico, con una luz desbordante y con mucho encanto.



Seguimos por la pista de tierra y llegamos a la Playa de Mónsul, la más famosa del Parque Natural, que ha sido escenario de multitud de películas y anuncios.


Dejamos el coche en una zona de aparcamiento y anduvimos unos metros hasta llegar a la playa, de aguas azules y cristalinas.

 En el centro  hay una enorme roca y a los lados impresionantes formaciones de lava  que llegaron hasta el mar y que el agua y el viento han ido erosionando.

Playa de Mónsul



Grandes dunas

Dejamos esta zona para llegar a la Playa de los Escullos, de gran longitud. A  su derecha se encuentra una duna fósil oolitica de color blanco de más de 100.000 de antiguedad. 

Playa de los Escullos



Sobre la duna oolítica de los Escullos se asienta la fortaleza de San Felipe, diseñada en 1735 por Felipe Crame durante el reinado de Carlos III para defensa del litoral frente a las agresiones berberiscas.

Fortaleza de San Felipe
Seguimos y a pie de carretera encontramos el Mirador de la Amatista, construido en el lugar de un antiguo puesto de vigilancia de la Guardia Civil. Desde allí tenemos una magnífica vista de gran parte de los acantilados de Cabo de Gata y en la lejanía destaca el Pico de los Frailes, la más montaña más alta del parque, con 500 m de altura.


El intenso color azul del mar en calma, resalta en todo su entorno.


De allí nos desplazamos a Rodalquilar, un antiguo centro minero ubicado en el corazón del Parque Natural.  En la antigüedad se extraía alumbre de sus montañas y  en el siglo XIX y XX la explotación se concentró en sus minas de oro, que se cerraron debido al alto coste para su extracción. 



 En esta zona se rodaron películas como "La muerte tenía un precio" o "Indiana Jones y la última cruzada". 

Siguiendo un pequeño tramo sin asfaltar llegamos a las antiguas instalaciones de las minas, se pueden ver los pozos, tanques,...



En la entrada del pueblo se conservan en estado ruinoso algunos edificios de los mineros, muchos se han derribado y en otros existe un futuro proyecto de rehabilitación.



Cerca de allí  está la Playa de San José,  que a diferencia de la mayoría de las playas del parque, que son vírgenes, está situada en medio del pueblo del mismo nombre y cuenta con todo tipo de servicios a pie de playa. La arena es fina y dorada.





Continuamos hacia la Isleta del Moroantigua cuna de piratas y berberiscos, hoy un pequeño núcleo urbano prácticamente rodeado de mar y con varias calas, la mayor  de ellas  denominada Playa del Peñón Blanco por la roca que se encuentra en medio de la arena. 





A la entrada de la Isleta del Moro hay una urbanización de arquitectura moderna pero que guarda el estilo del lugar con viviendas blancas y no muy altas. 


Vemos llegar a los pescadores y nos quedamos a comer casi a pie de playa, en el restaurante la Ola, que Ricard y Carmen conocen de otras veces y que recomiendan por su excelente variedad de pescado fresco. Pedimos unos entrantes y unas sabrosas parrilladas de pescado y marisco (precios asequibles).



Tras los postres, cafés y una sobremesa tranquila, de nuevo en el coche, subimos por una estrecha  carretera  que nos lleva serpenteando al Faro de Cabo de Gata, un lugar emblemático y el punto donde termina el sur oriental de la península.

Construido sobre un acantilado de 50 m y con una altura de torre de 18 metros, los destellos del faro son visibles a 30millas, unos 45 km. Los días de intensa niebla se activa una sirena acústica avisando a los barcos de su presencia y de la peligrosa Laja del Cabo, un arrecife que se encuentra a una milla marítima frente al faro, causante de numerosos naufragios durante toda la historia.

Allí, desde el Mirador de las Sirenas, disfrutamos de magníficas vistas de los acantilados. 






Tras  el Faro seguimos por nuestro último destino, Las Salinas, la  playa más larga del Parque Natural que recibe el nombre de las marismas que están junto a ella. Una carretera transcurre paralelamente a ella. Vemos las instalaciones para obtener la preciada sal marina. El circuito de agua comienza con la entrada de agua de mar a los evaporadores y tras un proceso, la sal es recogida y asiduamente se pueden ver las montañas acumuladas para su venta. 



A mitad de la playa se puede ver la Iglesia de Las Salinas, un icono del Parque Natural y un poquito más adelante se puede entrar en las salinas para contemplar las aves que, debido a la situación geográfica, es un punto estratégico de escala obligatoria den la ruta África-Europa de migraciones y además es básica para la hibernación de muchas otras aves.




Para la contemplación de las aves, sin asustar ni causarles molestias, se han instalado algunos miradores. Vemos desde lejos varias concentraciones de flamencos rosa, gaviotas, cigüeñales, correlimos, patinegros, ... Lástima no llevar objetivo de gran distancia.









Volvemos a  Ohanes, dejando atrás estos parajes del Cabo de Gata que tantas ganas teníamos de conocer y al que nos gustaría volver con tiempo para poder disfrutar más de sus rincones y de sus playas.

Nos llevamos un buen recuerdo de una tierra, que bajo una apariencia dura y agreste, encierra unos paisajes bellos y llenos de contrastes. Su gente, su historia, su cultura , bien merecen una alabanza.





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