10. ISLANDIA: PENÍNSULA SNAEFELLSNESS
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30 de julio 2013
Salimos temprano y continuamos nuestra
ruta hacia el oeste, pasando a la península de Snæfellsnes, la llamada Islandia
en miniatura, por poseer muchas de las características de la isla: fiordos
exuberantes, espectaculares acantilados, playas doradas, campos de lava y
picos volcánicos, entre los que se encuentra el volcán del Snaefellsjökull,
reconocido como uno de los símbolos de Islandia e inmortalizado por Julio Verne
en su "Viaje al centro de la tierra".
La primera población a la que llegamos es Stykkishólmur, la mayor de la península Snæfellsnes. Está construída en torno a un puerto natural protegido por una impactante isla de basalto.
Un lugar pintoresco, con edificios de colores que
rodean al puerto, algunos almacenes de madera del siglo XIX, que aún se
conservan.
Destaca en el entorno su
iglesia de arquitectura futurista, la Stykkisholmskirkja,
El interior de Stykkisholmskirkja contiene
cientos de luces suspendidas y una gigantesca pintura de la Virgen y el Niño
flotando en el cielo de una noche.
Seguimos explorando la
península. A unos 15km de Stykkisholmur yace el extenso campo de lava de
Bersekjahraunsvegur, en un pintoresco tramo que discurre por una extensión con
tonos negros carbón, amarillo sulfuroso y verde musgo.
Desplazándonós por la carretera 577, llegamos a Bjarnarhöfn, donde tenemos mucha
curiosidad por visitar el Museo de Secadores o la granja donde se prepara el hákarl,
típico plato islandés, que consiste en carne de tiburón con cierto grado de
putrefacción.
Dentro de la granja hay una gran exposición de
objetos marinos y otras curiosidades.
En las fotografías inferiores podemos ver:
1. Objetos que se han extraído
del estómago de un tiburón: estrellas de mar, esqueleto de una cabeza de
pájaro, un trozo de piel de oso polar,...
2. La piel del tiburón es
áspera y dura como un papel de lija.
3. Parte de una mandíbula de
tiburón donde se aprecian las filas de dientes, que alcanzan hasta 15 hileras
en los tiburones más grandes.
Por medio de una serie de
fotografías (imagen inferior), nos explican el proceso para el curado del hákarl.
La carne de los tiburones
comida sin preparar es tóxica debido a su alto contenido en ácido úrico (el
tiburón no posee riñón y concentra todo el ácido en sus músculos), y para ser
ingerido es necesario que pase por un proceso largo de elaboración.
El curado del hákarl es un lento y largo proceso que comienza
con el lavado y despiece del tiburón, del que se eliminan los órganos internos
y la cabeza. Debido al fuerte olor que despide se suele excavar un hoyo en el
suelo, algo alejado de las zonas habitadas y se entierra allí con piedras
durante mes y medio, si es verano, o tres meses si es invierno.
Tras esta operación se
deja secar en un sitio oscuro y bien aireado durante tres o cuatro meses.
Secadero de hákarl |
Secadero de hákarl |
Se sirve generalmente cortado en cubitos de uno o
dos centímetros. Y a los principiantes aconsejan taparse la nariz
cuando se ingiere un trozo porque posee un fuerte olor que recuerda al
amoníaco.
Se suele servir con un aguardiente típico denominado
brennivín.
Una visita muy recomendable y de la que salimos
muy satisfechos, aunque por el producto no pagaríamos mucho.
Antes de marchar, nos entretenemos un rato
jugando con los animales de la granja.
De nuevo en el coche, seguimos
traspasando los enormes campos de lava, con unos paisajes espectaculares y un
horizonte donde van apareciendo volcanes de dicersos colores.
Llegamos a Grundarfjordur (donde
pasaremos próximo noche), una población de alrededor de 1.000 habitantes,
situada en una bahía y rodeada de picos nevados.
En el lado del mar, está la
montaña llamada Kirkjufell, una de las más peculiares de la península y la más
conocida. Tiene una curiosa forma piramidal y está casi metida en el mar,
formando una pequeña península.
Después de hacer el booking en el hotel,
continuamos la ruta hacia el oeste.
El paisaje cambia sin perder la belleza.
Paramos en Ólafsvík, una ciudad con 1.003 habitantes y visitamos su moderna y bonita iglesia, diseñada por el arquitecto Håkon Hertevig en 1967. Se caracteriza por tener la forma de un pez.
Continuamos nuestro recorrido y empezamos a
divisar el glaciar Snaesfellsjökull.
Tras dejar atrás Olafsvik llegamos a Hellissandur Rif,
casi en la punta de la península. Esta zona fue un importante centro de
pesca y actualmente es famosa porque cada verano se concentran grandes colonias
de charrán ártico, un ave que emigra cada año del polo sur al polo norte, con
una distancia de más de 70.000 km.
Una vez alcanzado el extremo
de la península, rodeando el glaciar y dando ya la vuelta por el lado
sur, encontramos el cono volcánico del Saxholl, cuya erupción tuvo lugar
hace unos 3.000 años, formando el impresionante paisaje que acabábamos de
cruzar.
Es un cráter fácil de
escalar, un pequeño sendero asciende hasta su cima y desde allí se
disfrutamos de unas fantásticas vistas.
Al fondo podemos apreciar el glaciar Snaesfellsjökull, asentado en el volcán del mismo nombre, que es el en el que se inspiró Julio Verne.
A
medida que nuestro viaje continúa por la zona sur, nos acercamos cada vez más
al glaciar Snæfellsjökull.
Nos detenemos en
Lonsdrangar, una playa donde se encuentra el faro de Malarrif y unas curiosas
formaciones rocosas.
Desde este punto, nos encontramos por fin con la impresionante vista
del volcán, una formación extraña, como jamás habíamos visto y
perfecto para la situación de la novela "Viaje al centro de la
Tierra", lo curioso es que Julio Verne no estuvo nunca en
Islandia, aunque no cabe duda de que se documentó bien porque hace una
descripción magnífica del mismo.
Intentamos subir al glaciar con el coche
por un camino de gravilla pero como el intento resulta fallido, seguimos por la
localidad de Hellnar, antiguo puerto pesquero que
cuenta con unas cuantas granjas en los alrededores y una iglesia.
En la playa hay unas
espectaculares formaciones rocosas y una cueva conocida por los cambios de
colores que producen la luz natural y los movimientos del mar.
Desde esta playa, un letrero señala la ruta de
senderismo que va hasta Arnarstapi, de 2,5 km , siguiendo por el borde de los
acantilados. El final parece que llega a una granja de focas pero no llegamos
porque decidimos retroceder, es un poco tarde y tenemos que regresar al
hotel.
Tomando la carretera 54, atravesamos la península
Snaefellsness, dirigiéndonos de nuevo hacia Grundarfjordur, al norte.
Volvemos a pasar por la
montaña de Kirkjufell, esta vez iluminada con los magníficos tonos del
atardecer.
Cenamos
en un restaurante, cerca del hotel. Allí nos encontramos a un grupo de
catalanes, que, entusiasmados, inician el viaje con la agencia Boreal Travel y
nos piden consejos. Cuando salimos el cielo sigue tiñiendo espectacularmente la
montaña de Kirkjufell
Un pequeño paseo y nos vamos a dormir.
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