13. SAN FRANCISCO

22:54



Cuatro noches en San Francisco, la ciudad famosa por sus calles empinadas y su ambiente liberal, que nos enamora.











Sábado, 4 agosto.

SAN FRANCISCO

Habíamos hecho la reserva en el hotel Whicomb por su situación en la calle Market, en el centro de la ciudad, y por su buena conexión con las líneas de tranvías y autobuses. Es un edificio histórico de estilo victoriano y se utilizó como Ayuntamiento cuando el terremoto de 1906 destruyó la ciudad. Es un hotel clásico, elegante, la habitación que bastante amplia, la wi-fi gratis. Pero también es un poco antiguo y por dejar el coche en el parking cobran 35€ diarios, como en el resto de hoteles situados en zonas centrales y turísticas.

El ambiente que hay al salir a la calle no es muy agradable, con vagabundos tirados por el suelo y un grupo de afroamericanos que llevan pancartas con la imagen del anticristo (intento hacerles una foto pero no me dejan). Por primera vez empiezo a desanimarme y hasta me entran dudas de si cuatro noches no serán demasiadas en esta ciudad. Afortunadamente, a medida que la voy conociendo, cambio de opinión.


San Francisco fue fundada en el año 1776 por misioneros españoles. Cuenta actualmente con 7 millones de habitantes y la fama como ciudad bohemia viene de los años 60 cuando se convirtió en un centro hippy. Es un lugar que engendra alternativas del "flower power", de la protestas estudiantiles, del orgullo gay y de la alta tecnología de Silicon Valley. Sin embargo, cuenta con el inmueble más caro de América y tiene una de las cifras más altas de personas sin hogar. De hecho, nunca habíamos visto tanto indigente, especialmente joven, por las calles.

Pedimos el coche y decidimos ir a cenar a Fisherman's Wharf el muelle que allí llaman "Pier".

Buscamos aparcamiento, que en esta ciudad es un poco caro. Dejar el coche en un parking particular cuesta 2,5 dólares por 20 min y dejarlo en la calle es más barato pero hay un límite de 2 horas. No tenemos monedas pero una pareja que se va nos regala su ticket que aún cubre varias horas.

Fisherman's Wharf es el epicentro del turismo, una zona agradable, con muchas tiendas de recuerdos, restaurantes y las plataformas de los leones marinos que emiten un griterío enorme.

Cenamos pescado en uno de los restaurantes, nada de especial y caro.





Domingo, 5 agosto

Está nublado y hace frío. En la calle han instalado un mercadillo de productos artesanales, compramos fruta y un bizcocho muy bueno.


Luego nos acercamos al Centro de Atención para Visitantes, que está cerca del hotel y sacamos la tarjeta Mini Pass, un bono de transportes que permite el uso ilimitado de metro, autobuses, tranvías y del Cable Car (tranvía histórico). Hay bonos para 1 días (14€), 3 días (21€) y 7 días (27€) (un viaje en el Cable Car ya vale 6€ y en el resto de transportes 2€).

Nos acercamos para ver girar a mano al famoso tranvía o Cable Car sobre una plataforma giratoria, una de las atracciones principales que hay que ver. Para subir hay una larga cola de gente esperando y decidimos hacerlo otro día pero llegando a Union Square, la zona comercial alrededor de la cual se encuentran los grandes almacenes y tiendas de lujo, descubrimos que el tranvía sigue recogiendo pasajeros por el resto de paradas, en las que no hay colas.



Union Square 

Nos subimos y atravesamos la ciudad entre calles empinadas hasta los muelles. Impresionan las subidas y bajadas.





Para volver, de la misma forma, vamos a la segunda parada que no hay colas y bajamos en la calle California que tiene unas vistas impresionantes del puente Bay Bridge (la vía principal de ciudad) y la isla de Alcatraz.



A continuación vamos a Chinatow, el barrio chino de San Francisco que acoge una de las mayores poblaciones chinas fuera del continente asiático. Sus calles, de ambiente bullicioso, están repletas de tiendas, restaurantes y clubs.




Continuamos paseando por North Beach, el barrio italiano, que antiguamente era el área donde se asentaron los inmigrantes con la fiebre del oro. Visitamos la librería City Lights y el café Vesubio, dos iconos de la generación Beat. Muchos edificios están decorados con magníficas pinturas. En Whashintong Square Park está la Iglesia S.Pedro y S. Pablo.





Finalizamos nuestra caminata en el Financial District, principal distrito de negocios, con la pirámide Transamérica que es el rascacielos más alto de San Francisco.





Por la tarde volvemos al hotel, cogemos el coche y subimos a la colina de Twin Peaks desde cuyo mirador hay unas vistas panorámicas de la ciudad y de la bahía fantásticas.




De aquí, aprovechando que hace buena tarde nos vamos al Golden Bridge, el gran icono de San Francisco, que tantas ganas teníamos de conocer. 

Leemos que los dos cables principales contienen el acero suficiente para darle tres vueltas al ecuador, mientras que con el cemento empleado en el puente se podría pavimentar desde S. Francisco hasta New Yok.

Pasemos por el puente, vemos la puesta de sol y  decidimos volver otro día. 






De nuevo, a cenar a Pier 39, en el Fisherman's Warf. Esta vez nos decidimos por un cioppino de cangrejo, que resulta más caro y nada comparable al que comimos en Monterey, que estaba exquisito.



Lunes 6 de agosto

Desayunamos y con el coche para iniciamos las visitas de la mañana. 

En la célebre calzada de Lombard Street, la calle más retorcida del mundo y punto de interés turístico, Rafael se anima a conducir por el desnivel en zigzag, que resulta muy divertido.



Luego nos acercamos hasta las magníficas casas victorianas de Álamo Square. Subiendo la colina que hay al frente de ellas, se tiene una buena imagen de las casas con los edificios del Distrito Financiero al fondo, una de las imágenes más características de la ciudad y escenario de muchas películas.





Seguimos por Haight-Ashbury, el distrito que se hizo famoso por ser la zona principal del movimiento hippy, de finales de la década de los 60. El barrio tiene casas con fachadas multicolores, está lleno de tiendas de ropa alternativa, comercios de artesanía, locales en los que escuchar música en directo, gente rara, vagabundos durmiendo en las aceras y olor a marihuana.




A continuación el barrio de Castro, que está considerado el epicentro de la comunidad gay y lésbica puesto que la gran mayoría de sus habitantes lo son. En sus fachadas ondean las banderas de los seis colores del Orgullo Gay. Y es que, San Francisco, es una ciudad en la que la comunidad gay tiene un peso específico importante, constituyendo un tercio de su población.





Volvemos al hotel, dejamos el coche y por la tarde nos desplazamos en tranvía.

A las 18.30h tenemos la visita a Alcatraz, la antigua isla-prisión en la que estuvieron presos famosos delincuentes como Al Capone. Para visitarla se toma el ferri en el muelle 33, que sale más o menos cada hora. 

Afortunadamente hicimos previamente la reserva online porque los ferrys están llenos y mucha gente se queda sin poder ir. 

Durante el trayecto, que dura 12 min vemos el skyline de la ciudad. 


Mientras estamos visitando la prisión, vemos en la otra orilla de la bahía una gran explosión. Se trata del incendio en una refinería de Chevron. No hay muertos ni heridos pero provoca que en las próximas semanas aumenten los precios del gasoil.


Alcatraz es una de las prisiones más famosas del mundo, es también conocida como “La Roca”. Su historia empezó en 1859 y se prolongó hasta 1963, cuando el Fiscal General Robert F. Kennedy decidió cerrarla por su alto coste de mantenimiento.

Es interesante escuchar, a través de unos auriculares en español, su historia narrada con las voces de presos y carceleros.

Como dato curioso, relatan que había 336 celdas, pero como máximo hubo 302 presos. El faro de Alcatraz fue el primero de la costa del Pacífico, funcionando desde 1854. No hubo nunca ejecuciones, pero sí 5 suicidios y 8 asesinatos. Tres presos consiguieron escapar y aún siguen prófugos.






Volvemos en el ferry a las 21h y todos los restaurantes están cerrados. En el Pier 39 encontramos una pizzeria abierta y por dos pizzas y dos cervezas nos cobran 60 dólares más la propina obligatoria. Es carísimo.


Martes 7 de agosto

Hoy queremos visitar Sausalito, una encantadora ciudad pesquera al otro lado de la bahía. El día está nublado pero se va despejando poco a poco.

La autopista de El Golden Gate, cruza la bahía hasta Sausalito y el peaje de ida y vuelta cuesta 6€. Una vez más volvemos a disfrutar de las vistas de esta maravilla .


Cuando se inauguró el puente en 1937, era el más largo jamás construido. La estructura inicialmente se pintó con color naranja de base pero finalmente se decidió conservar el color que resalta hasta cuando hay niebla.

Tiene una calzada de seis carriles (tres en cada dirección) y otros dos a los lados, uno para peatones y otro para bicicletas.


Llegamos a Sausalito, una pequeña población costera que se caracteriza por sus típicas casas flotantes algunas con un aspecto hippy, otras de alto nivel y residencia de famosos como son Isabel Allende, Robin Willians...



Volvemos a San Francisco, paseamos por debajo de El Golden Gate y, siguiendo la bahía, desembocamos en barrios con casas de ensueño y arquitectura moderna. 

Nos gusta esta ciudad, con barrios tan contrastados y un estilo de vida tan liberal.








Por la tarde, vamos con el tranvía hasta el Pier 2. Allí está la estación de tren en cuyo interior hay típicas tiendas con degustación de productos artesanales: aceite, vinos, quesos.


Paseamos y disfrutamos de la  magnífica vista del Bay Bridge o Puente de la Bahía, que con 7.200 m es la plataforma de acero más larga del mundo y cuenta con 5 carriles para el tráfico en cada sentido.


Seguimos hasta el Pier 45 y visitamos el Warf Musée Mécanique, con una bonita colección de antiguos autómatas y el submarino USS Pampanito de la Segunda Guerra Mundial que sobrevivió a un sinfín de batallas en el Pacífico.

Entramos en la fabrica de pan y allí comemos la típica crema de pescado servida dentro de un bowl de pan, que nos encanta. 



Es una zona llena de souvenirs horteros pero, continuando por el muelle hay puestos donde venden ostras, cangrejos, cócteles de gambas, calamares rebozados, ... Lástima no haberlo descubierto antes porque todo está muy bueno y bien de precio.




A las 21h cogemos el tranvía que nos lleva directamente al hotel. Organizamos las maletas y nos vamos a dormir. A las 7.30h sale nuestro vuelo y antes hay que devolver el coche.

Camino del aeropuerto todo está perfectamente indicado y llegamos a la oficina del "rent a car" con facilidad. 

Esta vez hacemos escala en Atlanta y llegamos a Barcelona a las 8.20, del día 9 de agosto.

Volvemos encantados, ha sido fabuloso. Es uno de los viajes más bonitos que hemos realizado a pesar de los muchos kilómetros que hemos recorrido pero que en ningún momento se nos han hecho pesados.

El pueblo americano es muy amable y con una pequeña base de inglés, no es tan complicado ir por libre puesto que además hay muchos latinos. 

Nos gustaría repetirlo profundizando más en algunas zonas que, por falta de tiempo, han quedado un poco colgadas pero ya estamos pensando en un nuevo destino. Y es que para nosotros ... ¡no hay mayor lujo que poder viajar.!

Un destino que siempre recomendaremos.







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