4. GARGANTAS DEL TODRA- BOULMALNE DADES

21:40



Salida hacia Tinerhir, pequeña y próspera población que ofrece una bella panorámica de contrastes, con sus casas rosas y sus palmerales, punto de partida ideal para adentrarnos en las famosas Gargantas del Todra. Seguimos hasta Boumalne Dades, donde nos alojamos.









Miércoles,  3 de octubre 

POZOS DE JATARA, GARGANTAS DEL TODRA, BOUMALNE DADES


Después de un buen desayuno salimos de Erfoud en dirección a  Tineghir, atravesando pequeñas localidades y viendo el ambiente de la región.




Pozos de Jetara (khettaras)

Hacemos una breve parada para visitar una especie de acueducto subterráneo que, a lo largo de kilómetros y kilómetros, durante muchos años, se utilizó para suministrar agua a los oasis. 

Cada familia, tribu o comunidad tenía asignado, durante generaciones y generaciones, un pozo que penetraba en un río subterráneo y mediante un rudimentario sistema de bombeo, ascendía el agua subterránea a pie de las dunas.

Actualmente ya no funcionan y se extrae el agua con ayuda de placas solares, a mayor profundidad.




Junto a los pozos, había unos puestos de venta de piedras: azulitas,  calcitas, rosas del desierto, cuarzos, amatistas,  galeras, floritas. Algunas muy bonitas y como estaban muy bien de precio, compramos alguna.

Seguimos por la carretera principal, atravesando el pequeño Atlas, rico en minas de uralita, plomo, cobre y una muy grande de plata, qué es propiedad exclusiva del rey. A la derecha, en la lejanía, empezamos a apreciar el gran Atlas que atraviesa todo el país, desde el Atlántico hasta Argelia.


Las mezquitas están repartidas por toda la zona y, es que, la práctica del culto islámico implica la existencia de al menos una en cada pueblo, destinada a la oración del viernes al mediodía. Se reza a Alá  cinco veces al día, en la mezquita o en cualquier lugar. En el pueblo de Melab, vimos varias juntas.


Todas las mujeres de la zona iban cubiertas con un manto negro o nikab. Nos cuenta Moha que las viudas van de blanco y que, después de la muerte del marido,  no pueden salir de casa durante cuatro meses y diez días. Luego pueden volver a casarse.



Diferencia entre un Kasba y un ksar

Seguimos la ruta de los mil kasbas. Estos monumentos representativos del arte bereber son únicos en el mundo y configuran un conjunto arquitectónico sin igual. Construidos con adobe (tierra cruda),  son a la vez sencillos y suntuosos. Desgraciadamente, la mayoría se derrumban y las ruinas, de las que antaño fueran lujosas residencias, yacen ahora abandonadas. Al Gobierno marroquí parece no importarle el valor e interés de estos edificios y, aparte de intervenciones escasas y esporádicas, la única  actividad de conservación es la ejecutada por iniciativa europea.

Los kasbas son grandes casa patrimoniales donde se adosan las dependencias destinadas a los miembros de una familia poderosa y al personal doméstico. Pueden tratar del siglo XVIII y alguna del XVII, pero la mayoría no tienen más de cien años. 

A diferencia, los ksar son ciudades fortificadas por los bereberes, la mayoría con murallas y protegidos por torres de vigilancia,. En su interior se hallan centenares de viviendas, con sus calles, su plaza para celebrar fiestas y hasta su mezquita. Todos los Ksar tienen varias entradas monumentales, y a veces están decoradas con una exquisitez absoluta. Son mucho más antiguos que las Kasbah, pueden ser incluso milenarios y un ksar puede contener varias kasbahs. 

Se estima que, a primeros del siglo XX, en los valle de los Ríos Draâ y Ziz, existían más de 1.000 ksars de los que han desaparecido o están en ruinas más de la mitad.

Al llegar a Tinejad hacemos una parada para visitar nuestro primer ksar .

EL KSAR KHORBAT OUJDID es como un pueblo de adobe amurallado, data del siglo XIX y todavía se encuentra habitado. Se cree que fue fundado por la tribu árabe de los Beni Maaquil, establecida en la zona allá por el siglo XIV ó XV y, a principios del siglo XIX, fue ocupado por la tribu bereber de los Ait Atta que extendieron el pueblo y construyeron un nuevo muro. El jefe de la tribu tenía su residencia allí y fue reconocido por el sultán de Marruecos.


El ksar tiene planta rectangular. Está atravesado por una calle central con callejones perpendiculares, donde se distribuyen las casas. Toda la estructura está cubierta, con pozos de luz en los cruces proporcionando sombra y paliando los efectos de las molestas tormentas de arena que azotan el desierto. Este tipo de construcción facilita el mantenimiento del calor en invierno, evita el sol ardiente de los días de verano, permite mantener el ganado refugiado y controlado y, además, impide el asalto y los robos. De ahí también la ausencia de ventanas exteriores en los primeros niveles.





Para preservarlo de la ruina, en el año 2002, se fundó la Asociación El Khorbat para el Patrimonio y el Desarrollo Sostenible y se restauró con ayuda financiera de la Escuela de Arquitectos Técnicos de Barcelona.

Para dinamizar la vida económica y cultural de sus habitantes, en algunos locales del interiores del ksar se realizan diferentes actividades: artesanía femenina, escolarización infantil, alfabetización de mujeres, et. 




También cuenta con una casa rural, con 10 habitaciones.


Y un museo que ocupa un conjunto de tres casas. La visita es muy interesante. El objetivo es mostrar la cultura del Sur de Marruecos. Se puede ver una exposición de los atavíos de hombres y mujeres que se utilizan en diferentes eventos y ceremonias, joyas, instrumentos de música, herramientas de trabajo, cerámica y hasta algunas piezas de tortura. Todo acompañado con unas didácticas explicaciones, en diferentes idiomas, incluso en catalán.


Desde la terraza del museo tenemos una bonita panorámica del oasis y de la parte superior de algunas viviendas. 



El proyecto ganó el Trofeo marroquí de Turismo Responsable 2010, valores, tradición y cultura, categoría nacional.

VALLE TINEGHIR 

Después de esta visita continuamos la ruta hacia Tinerghir. Esta ciudad, centro administrativo de la región, es un gran oasis de 85.000 habitantes que se extiende a lo largo de unos 30 km, al pie de unos montes áridos, que alojan docenas de ksar y kasbas.

Unas mujeres bereberes lavaban sus ropas en las gélidas aguas del río Wadi Todra y unos niños vinieron a ofrecernos pequeñas figuritas, hechas por ellos mismos, con hojas de palmera.

Mientras nuestro guía se fue a comer, decidimos explorar, por nuestra cuenta, la parte de la ciudad  situada en un promontorio frente al puente, pero no tenía mucho interés. Allí las mujeres iban cubiertas con un manto blanco transparente.


A continuación, decidimos visitar una vieja kasba situada a la izquierda del puente,  considerada una de las más antiguas de la ciudad.




Nos introducimos por sus callejuelas, con edificios en un estado muy ruinoso pero en parte habitadas.  



A la entrada de uno de los edificios mejor conservados, una  joven nos observaba y nos invitó a visitar su casa.


Era una vivienda sencilla pero bien rehabilitada. En el patio había una antena parabólica, así como las azoteas de otras viviendas. Estos receptores, de acceso gratuito, han democratizado el acceso al saber y el aprendizaje de las lenguas, que antes era monopolio de los hijos de los ricos de ciudad.


El interior de la vivienda estaba muy limpio y ordenado. Apenas sin muebles, organizado en cajas y bolsas. En una de las paredes había un montón de zapatos colgados.



Fue una visita agradable en la que nos entendimos como pudimos. Conocer la cultura, las costumbres y las tradiciones de un pueblo, es para nosotros unas de las cosas más enriquecedoras de un viaje. Nos invitaron a un té pero no pudimos aceptarlo por falta de tiempo, nuestro guía nos estaba esperando y, agradecidos, les obsequiamos con unos dirhams.


De Tineghir nos dirigimos hacia las gargantas del Todra. Siguiendo la carretera, a unos 2km del puente, nos paramos en un mirador que domina el espectacular paisaje de los alrededores.

 Entre rocosas montañas y antiguas kasbas de adobe, se extiendía un magnífico palmeral regado por el río Wadi Todra, a lo largo de 12 km. La vista era maravillosa.





GARGANTA DEL TODRA

Avanzando unos cuantos kilómetros más,  llegamos a las famosas Gargantas del Todra, espectaculares paredes de roca, de 300 m de altura, que se elevan imponentes a ambos lados de un estrecho corredor que, en su punto más estrecho, no llega a los 10m de ancho. Estas paredes  son frecuentadas por escaladores de muchos países.

Bajamos del coche y, siguiendo el curso del río, dimos un paseo hasta el final de la sección estrecha de la garganta.





En uno de los laterales de la roca,  los vendedores de  alfombras exponen su mercancía . Alfombras o kilims artesanales confeccionadas por las mujeres bereberes, que se caracterizan por el uso de formas libres y asimétricas, basadas a partir de los símbolos tribales y motivos tradicionales. Dependiendo de la tribu, puede tener estilos, paletas de colores y técnicas de tejido diferentes.



Ya empezaba a atardecer cuando nos dirigimos a Boumalne Dades,  donde se encontraba nuestro alojamiento, situado a 51 km de la garganta

 BOUMALNE DADÈS  

Es una población ubicada en el Valle de los Pájaros, a 1.612 m de altitud en la cordillera del Atlo Atlas. La zona es rica en yacimientos geológicos y minerales. En las cercanías hay varias minas de plata, la más grande es propiedad del rey pero los habitantes están muy enfadados porque contrata trabajadores de fuera y la región no obtiene ningún beneficio ni se cuidan las infraestructuras. A consecuencia, se han hecho algunas manifestaciones y algunos han acabado en la cárcel.

Nos alojamos en el Hotel Xaluca Dadés, situado en lo alto de la colina. Nos reciben con un grupo de músicos, acompañados de los sonidos guturales tradicionales que emiten varias mujeres bereberes y nos ofrecen una bebida. Al igual que los anteriores establecimientos de Xaluca está decorado con un gusto exquisito y numerosos objetos tradicionales marroquíes, desde ventanas, puertas, figuras y esculturas magníficas.


Las habitaciones son preciosas.


Desde las terrazas, las vistas panorámicas a la ciudad y al valle son magníficas.




Antes de cenar, decidimos dar un paseo por el entorno del hotel y conocer el ambiente de la ciudad.

El canto del muecín, que llama para la oración de la tarde, inunda el ambiente y se iluminan todos los minaretes. Algunos fieles acuden a la mezquita, hombres y mujeres por separado. Los no musulmanes (infieles) tienen prohibida la entrada en todo el país, a excepción de la de Casablanca. Sin embargo, invitan a entrar a Antonio y Rafael.




Por las calles, vemos la vida nocturna de los habitantes que, a esa hora,  se reúnen en las calles puesto que la mayoría de las viviendas particulares carecen de luz . Entramos en alguna tienda.







Regresamos al hotel y uno de los niños nos acompaña hasta la entrada.


Finaliza el día con una estupenda cena, en la mejor compañía.

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