3. KYOTO: GINKAKUJI, PASEO DE LA FILOSOFÍA,....

15:38


Continuamos por Kyoto, visitando  algunos de los templos y santuarios más famosos de la ciudad:

- Ginkakuji Temple (templo de plata)
- Paseo de la Filosofía ( Otoyo Shrine, Santuario    Nyakuoji Jinja Shrine)
- Eikon-do Temple
- Heian-jingu Shrine
- Kiyomizudera Temple
- Chion-in Temple y San-mon Chio-in Temple

- Por la tarde paseamos por el barrio de Gion y quedamos enamoramos del distrito de Shinbashi -dori.






GINKAKUJI TEMPLE (9 octubre, 2017)

Nos levantamos temprano, habíamos decidido iniciar el día con la visita a Ginkakuji Temple, conocido como el Pabellón de Plata, cuya apertura es de 8:30 a 17h y que recomiendan llegar a primer hora para no sufrir aglomeraciones. Para ello tomamos el bus nº 5 que sale entre las calles Shijo y Karasuma, en dirección contraria a la del día anterior. Llegamos unos minutos antes de abrir el templo y pudimos disfrutar de una visita muy agradable y tranquila. 

Se trata de un precioso templo budista, con un jardín zen, situado al pie de unas montañas, en la zona de Higashiyama. Fue construido en 1474 como retiro del shogun Ashikaga Yoshimasa, quién ordenó su edificación para imitar la belleza del Kinkakuji, el templo recubierto de láminas de oro que había construido su abuelo, años atrás. A pesar de su nombre, el templo nunca llegó a estar recubierto de plata pero, curiosamente, sí logró mantener el nombre. Menos ostentoso que el dorado, el Ginakakuji ha sido también declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


El edificio principal o Kannonden, que no está abierto al público, consta de dos pisos que ha sobrevivido a varios incendios y terremotos pero lo más bonito es el jardín que lo rodea, una obra maestra de gran sensibilidad, en la que destaca el "Mar de arena plateada"






"Mar de arena plateada" es un jadín de arena rastrillada como si fueran las olas del mar, diseñado para reflejar la luz de la luna y proyectarla sobre el pabellón.


Siguiendo un recorrido establecido, se traspasa un magnífico jardín con una gran variedad de plantas, un estanque, islotes, puentes y un pequeño riachuelo. 










El camino va ascendiendo a través de un bosque de musgo con un entorno creado con mucho gusto y , desde lo alto,  se obtienen bellas vistas de todo el conjunto del pabellón y de Kioto.



PASEO DE LA FILOSOFÍA

Saliendo de Ginkakuji, tomamos un camino paralelo al canal Shishigatani que es el punto de partida del conocido "Paseo de la Filosofía", llamado así porque el filósofo Nishida Kitaro solía caminarlo mientras mantenía discusiones con sus estudiantes o estaba sumido en sus pensamientos.

Se trata de una ruta de unos dos kilómetros rodeada de cerezos que en primavera es muy popular por el  espectáculo de la floración. En otoño no tiene gran interés, salvo por los templos y santuarios que se encuentran a lo largo del camino, algunos de los cuales visitamos.





OTOYO SHRINE

Es el primer santuario que visitamos, tomando un pequeño desvío del "Paseo de la Filosofía". 
La entrada es libre y se puede visitar en poco tiempo. No es de mucho interés turístico, sino un lugar al que acuden los lugareños para las oraciones.


Se pasa al santuario a través de un "torii", una puerta especial para los dioses, que marca el paso entre el mundo finito y el mundo infinito de los dioses.


Situados en el lado izquierdo y derecho del santuario Otoyo Shrine,  hay dos ratones protectores que se remontan a una mítica historia japonesa, con  la creencia, de que traerán la salud, larga vida y felicidad. Uno de ellos lleva un bol de sake, lo que significa que al orar ahí, se tendrá un bebé saludable.




Uno de los elementos que vemos en los templos sintoístas son unas placas de madera con el símbolo del templo, en las que los creyentes expresan deseos o agradecimientos. Se cuelgan en algún sector visible para que los kami (deidad) puedan leerlos.


También podemos ver faroles de piedra. Inicialmente,  bajo la influencia de China, se empezaron a usar en la entrada de los templos para honrar a Buddha pero, poco a poco, su uso se fue extendiendo a templos sintoístas y también a jardines y casas de familias acomodadas.



KUMANO NYAKUOJI-JINJA SHRINE

Siguiendo por el Paseo de la Filosofía, al pie de una montaña y rodeado de antiguos árboles, nos encontramos con uno de los tres santuarios Kumano (ruta de peregrinación) en Kyoto.

Este santuario está  dedicado a cuatro divinidades y fue fundado en 1160 por el emperador Goshirakawa. Destruido durante la guerra Onin (1467-1477) fue reconstruido hace 400 años por Toyotomi Hideyoshi.

Se encuentra situado en un recinto  tranquilo que no suele ser frecuentado por turistas. Los creyentes 
acuden a este santuario que consagra el dios del éxito académico y la prosperidad de los negocios.

Para orar en los templos sintoístas, los devotos, depositan unas monedas (frecuentemente de cinco yenes) y hacen sonar una campana que pende de una cuerda. A continuación se inclinan dos veces, luego dan dos palmadas y vuelven a inclinarse. Cada acción tiene un significado: los reverencias expresan gratitud por la concesión de un deseo, las palmadas son para dejar que la deidad sepa que estás presente.


En el santuario hay varias estatuas de animales, especialmente dos perros como mensajeros de los dioses y también es famoso por el Cuervo Mítico Yatagarasu, de tres Patas, que se cree que es el Dios de la Victoria.  Su imagen es parte del logo de la selección nacional de fútbol y los creyentes dejan colgadas sus tablillas 




TEMPLO EIKON-DO

Siguiendo la ruta del Camino de la Filosofía, el primer templo importante que encontramos es Eikan-do, sede principal de la secta Jôdo shu (Budismo de la Tierra Pura) y uno de los más espectaculares de Kyoto. Fue destruido durante la guerra Onin y posteriormente reconstruido en el siglo XVI.

Tiene una larga historia: Un noble de la corte del período Heian (710-1185) donó su villa a un sacerdote, que la convirtió en un templo bajo el nombre de Zenrinji (literalmente, "templo en un bosque tranquilo"). Años más tarde, en el periodo Heian, otro monje llamado Eikan, fue tan popular por sus buenas acciones  que el templo acabó adoptando su nombre.

Alberga muchos tesoros y pinturas budistas del período Kamakura (1185-1333), pero el más importante es el Buda Amida que mira hacia atrás por encima del hombro y que simboliza "misericordia y paciencia a la espera de aquellos que tardan en ganar la fe". Según la leyenda el monje Eikan hizo tallar esta reliquia sagrada porque, un día que se encontraba caminando, el Buda giró su cabeza dirigiendo su mirada hacía el lugar en que se encontraba el monje y comenzó hablar con él.

Está  situado en un gran complejo de edificios, que se encuentran conectados entre si a través de pasarelas de madera. Especialmente original es la del "dragón durmiente", de nombre Garyûro.

El primer edificio por el que se accede al templo es el Shakado (Salón del Buda histórico), con puertas correderas bellamente pintadas (fusuma).



Curioso el ornamental sistema de recogida de aguas de lluvia, que hay en el templo.

























Como en todos los templos, para entrar hay que descalzarse.




El edificio Sakado está rodeado de un bello jardín de rocas y arena rastrillada, que invita a la meditación. 


Desde la pasarela del "dragón durmiente", que conecta los edificios, se aprecia  una panorámica del salón Amida del templo. 




Durante nuestra visita, en el edificio Amida, estaban realizando una ceremonia religiosa, ambientada con cánticos, que creaban un ambiente especial en todo el entorno.




El templo también cuenta con una pagoda de dos pisos, construida en 1928 y  ubicada en el punto más elevado de una colina.


El recinto donde se encuentra el templo es un magnífico jardín, especial célebre en otoño, cuando sus arboles de arce adquieren el espectacular color rojo y reflejan su colorido en las aguas del estanque.




En nuestra visita,  bellas tonalidades de colores ocres y anaranjados,  empezaban a mezclarse con el resto del follaje. 


Un puentecillo de piedra nos acerca  a un santuario situado en el centro del estanque. 




TEMPLO HEIAN-JINGU SHRINE

Nos desviamos del "Paseo de la Filosofía" para acercarnos a Heian, otro magnífico santuario sintoísta, construido en 1895 para conmemorar el 1.100 aniversario de la fundación de Kioto que, aunque su construcción es relativamente moderna, está considerado como uno de los mejores ejemplos de arquitectura tradicional, en madera, de todo el país. 

Antes de la entrada principal podemos ver el gran torii rojo,  uno de los más grandes en Japón y que no estaba presente cuando se inauguró el santuario.




Los edificios principales del templo reflejan el estilo y la arquitectura del Palacio Imperial de Kioto (que no llegamos a visitar).  Construido en el 794, está dedicado a dos emperadores que, curiosamente, marcan el principio y el final de esta ciudad como capital de Japón: el emperador Kammu responsable de que se construyera la ciudad y el emperador Kōmei que sentó las bases del Japón moderno. Se puede decir, por tanto, que el Heian jingū conmemora toda la historia de Kioto como capital japonesa.


Se  accede al templo por  la puerta principal, llamada Otenmon.


En todos los santuarios o templos japoneses, antes de cualquier oración o ofrenda, es preciso purificarse lavándose las manos en las temizuya (fuente de purificación). Debe tomarse con la mano derecha el cucharón allí dispuesto, llenarlo de agua y verterla sobre la mano izquierda, luego a la inversa con la izquierda y finalmente se lleva el agua a la boca (sin tragar) y se escupe en la base de la fuente. Una vez finalizado este proceso, se avanza hasta la zona de ofrendas.


En el recinto hay unos magníficos edificios de color bermellón, con tejados verdes,  especialmente bellos.




El Daigokuden es el lugar más sagrado del santuario y se compone de tres edificios. En el primero de ellos, todos podemos entrar para orar a la deidad ofreciendo algunas monedas. 


Dentro de las tradiciones sintoístas, está la adivinación mediante los omikuji. Para conocer que depara el futuro, debe sacudirse una cajita repleta de palitos numerados en un extremo y dejar escapar uno que lleva un código correspondiente a un papelito que nos predice el futuro y la fortuna. Según la creencia popular, si se obtiene un papel con la mala suerte, se debe doblar y atar en las ramas de un árbol y así quedará esperando y no irá tras quien lo haya adquirido.


Una cosa muy curiosa en los templos de Japón, son las ofrendas a los dioses de barriles de sake, la bebida alcohólica más popular, obtenida tras la fermentación del arroz.


Dos mujeres cuelgan sus deseos en tablillas de madera. 



Tradicionalmente, los niños y niñas de tres y cinco años, vestidos con kimono, acuden a los santuarios para recibir bendiciones. Ese día coincidimos con varios.








A pesar de que llevamos toda la mañana visitando templos, seguíamos animados a continuar el recorrido. Kyoto tiene más de mil templos y santuarios que son una verdadera maravilla y tan sólo pudimos visitar una pequeña muestra.

Después de un breve descanso, tomamos el autobús nº 5 h para desplazarnos al nuevo destino, situado al este de Kyoto.


KIYOMIZUDERA TEMPLE

Este templo fue el más masificado de todos los que visitamos. Para llegar a él  hay que subir por  la Cuesta Sannenzaka y Ninenzaka, unas  empinadas calles con edificios muy típicos que guardan el sabor tradicional de la antigua ciudad aunque, actualmente, están ocupados de pequeños negocios turísticos. 




Estaba tan repleto de visitantes que apenas se podía andar, tal vez influye que, mientras que muchos templos son de determinadas sectas, éste es propiedad de todos y durante más de mil años, los peregrinos han ascendido para orar la imagen de 11 cabezas de Kannon y beber de su manantial sagrado. 


El santuario fue creado en el 778 en las colinas del este de Kioto pero los edificios que se pueden ver, hoy en día, pertenecen en su mayoría al siglo XVII, cuando el tercer shogun tokugawa los mandó reconstruir, dado que el templo se incendió en multitud de ocasiones a lo largo de su historia.



Después de pasar por el Niomon, la puerta de los dos Reyes y, posteriormente, por la Torre de la Campana y la magnífica Pagoda de tres pisos, se llega al Hon-do, el edificio principal del Kiyomuzi Dera.














Mujeres recogiendo agua del tsukubai para lavarse antes de la oración.


El edificio principal del Kiyomuzi Dera, estaba siendo restaurado. Pudimos visitarlo por dentro pero no captar la magnífica imagen exterior, una de las más conocidas de los templos de Kyoto.


Situado en la ladera de la montaña, es un edificio construido enteramente de madera y sin un clavo, un verdadero milagro de la ebanistería. Desde la enorme terraza sostenida por cientos de pilares, se puede contemplar unas expléndidas vistas de la ciudad. Parece ser que, durante un largo período, tirarse desde esta terraza era no sólo un signo de valentía, sino que quien conseguía sobrevivir a los trece metros de caída, veía cumplidos sus deseos. Fue en el periodo Edo donde más saltos se produjeron.


Desde la terraza se puede contemplar como decenas de personas acuden a la cascada Otowa-no-taki, situada bajo el edificio, para beber las aguas sagradas que se cree tienen propiedades terapéuticas, y que se divide en tres canales de agua. Al parecer, la salud, la longevidad y el éxito en los estudios están garantizados para los que beban sus aguas.




Después de la visita a este templo, que a pesar de la aglomeración es uno de los lugares que no hay que perderse,  regresamos con el mismo autobús hasta el centro de Gion.

CHION-IN TEMPLE

El autobús nos dejó justo en frente del santuario Yasaka Jinja, que el día anterior habíamos visto iluminado de noche y al que se accede por una enorme puerta de color rojo, después de subir unas escaleras, llegando a una explanada donde hay varios edificios y muchos otros pequeños santuarios.


Su construcción data del siglo IX y en uno de los edificios principales cuelgan multitud de farolillos con el nombre de empresas de la ciudad inscrito en las mismas. Este acto y los aportes económicos al templo, en forma de donaciones, aseguran prosperidad para los negocios según creencia niponas.

 
El edificio de la oración principal, decorado y pintado en un llamativo rojo, congrega a un gran número de creyentes que hacen cola para llamar la atención de los dioses, haciendo sonar la campana como en todos los templos sintoístas.




Seguimos  caminando por el barrio de Chion y, a través de una calle semipeatonal, llegamos ante la  puerta  del templo más grande de Japón.


PUERTA DE SAN-MON CHIO-IN

Ya hemos visto, en nuestro recorrido, que la puerta de acceso a los templos budistas japoneses  es uno de los elementos más importantes y su tamaño indica la importancia del lugar. Así pues, quedamos impresionados, ante la imagen de la Puerta de San -Mon Chio-in, justo al lado del Parque Maruyama,  que por sus enormes dimensiones, nada más y nada menos que 24 metros de alto y 50 de ancho, está considerada la puerta del templo más grande en Japón. 

Reconstruida en 1775 por el sacerdote Batsetsu, resistió en pie después del gran terremoto de Kantō en 1923, aunque fue reparada en 1996.




Pasada la puerta de San-mon, unas escaleras de vértigo conducen a la explanada donde se encuentran los edificios principales del templo Chion-in, construido en honor a Honen, fundador de una secta budista llamada Jodo. El complejo abarca el lugar donde Hōnen comenzó a predicar sus enseñanzas y el lugar donde falleció.



POR LAS CALLES DE GION

Continuamos el día paseando por el barrio de Gion y nos introducimos por callejones donde se sigue palpando la riqueza cultural de la ciudad. 


En la calle principal Shijo-Dori,  entramos en algunas tiendas tradicionales de artesanía, de textiles,  de antigüedades, de alimentación, ....

Muy curiosa la antigua tienda Kazurasei (abierta desde 1865),  famosa entre las geishas y maikos de Gion que acuden allí a adquirir toda clase de ornamentos tradicionales, especialmente los kanzashi (adornos de pelo). En sus paredes hay fotografías de las geishas más importantes.




En la misma calle,  la antigua tienda Miura Shomei tiene una bonita exposición de  los tradicionales farolillos y  paraguas de papel japoneses, de todos los colores y formas. 


En la pequeña tienda  Kanshindo venden los dulces tradicionales más populares entre maikos y geishas: Los pasteles mochi (preparados con arroz pegajoso y variados tipos de rellenos),  los okaki (tartas de arroz dulces o saladas) y  los go-shiki-mame (dulces de frijoles secos con sabores únicos como ciruela o canela), entre otros. No pudimos resistir la tentación de probar alguno.


SHINBASHI DORI GION

Uno de los lugares más agradables del distrito de Gion es Shinbashi-Dori, una preciosa calle a lo largo del canal de Shirakawa franqueada de casas tradicionales muy bien conservadas,  un hermoso y pintoresco camino de adoquines bordeado de árboles de cerezo y sauces, que sobresalen sobre el río cruzado por puentes estrechos.

Ryokans y ochayas (casas de té) se encuentran a ambos lados del arroyo, además de un pequeño santuario con puerta y valla, de color bermellón, al que acuden geishas y maikos a dejar sus deseos.

Una zona muy tranquila, en pleno centro de Kyoto, que ha sabido conservar las costumbres y la apariencia del Japón medieval.

Puente antiguo sobre el canal Shirakawa




Tres pasarelas sobre el pequeño canal permiten el acceso a las elegantes casas de té (ochayas).


Las casas tradicionales son de madera y se caracterizan por ventanas de celosía, puertas de listones y pantallas de bambú. Son bajas y la mayoría tienen dos pisos. 










Muchas parejas se acercan al lugar con trajes tradicionales (que muchos alquilan), se fotografían y  pasean en un marco inmejorable.

Sin lugar a duda,  Shinbashi Dori  para nosotros es la calle más bonita de todo Kyoto.










Continuando por el distrito de Gion, nos encontramos con  otro pequeño santuario, muy frecuentado por gente joven, cuyo nombre desconocemos.





Los jóvenes hacen cola para colocar sus hojas de deseos y después atraviesan el gran montículo.





Una niña recoge agua del tsukubai.

Después de un día intenso, llegó la hora de cenar y nos acercamos a un restaurante de la calle Pontocho, que el día anterior vimos que anunciaba la especialidad en tempura de carnes y verduras. Fue un acierto porque todo estaba tan delicioso,  que casi me olvidé de hacer la foto.


Y por la calle Shijo dori, que a esas horas estaba muy ambientada y con muchos locales comerciales abiertos, seguimos dando un pequeño paseo nocturno hasta el alojamiento.


Al día siguiente empezaríamos a utilizar el JR Pass para salir de la ciudad y seguir visitando otros magníficos santuarios.



CONTINUAR:  

4. FUSHIMI INARI Y NARA





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