USHUAIA

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En Ushuaia, la ciudad que presume de "fin del mundo", realizamos varias excursiones por el Parque Nacional de Tierra de Fuego, navegamos por Canal Beagle y cruzamos la cordillera andina para llegar hasta los lagos Escondido y Fagnano.

9 de noviembre - Ushuaia

Cuando llegamos a Ushuaia con un vuelo procedente de El Calafate, estaba visto que el tiempo, en ese viaje, no iba a ser un buen compañero. Nuevamente, la lluvia nos recibió junto con un frío astral.

Ushuaia es la capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico. Está asentada entre el canal Beagle y el glacial Martial.

Se ubica en las costas del canal Beagle, rodeada por la cadena montañosa del Martial.  Además de ser un centro administrativo, es un nudo industrial, portuario y turístico.



Nuestro alojamiento en el MIL810 Ushuaia Hotel estaba muy bien situado, era cómodo y tenía una hermosa vista de la ciudad, de las montañas y el canal de Beagle. Tan pronto nos registramos, dejamos nuestras maletas y nos dirigimos hacia la Oficina de Turismo, próxima al muelle, para informarnos acerca de excursiones, horarios y sellar nuestros pasaportes acreditando que estábamos en la ciudad del Fin del Mundo, una verdad a medias puesto que hay otros asentamientos humanos más al sur, en la Tierra de Fuego chilena, como Puerto Willians o Puerto Toro. Sin embargo, no tienen población suficiente para el rango de ciudad.

Cerca del muelle nos hicimos la foto de rigor con el famoso cartel de "Ushuaia fin del mundo"



Para los dos días que estaríamos en ese destino, habíamos pensado el siguiente programa:

Día 9 (al llegar a Ushuaia)...........................Visita a la prisión  

Día 10 (mañana)...........................................Parque Nacional de Tierra de Fuego 

Día 10 (tarde)................................................Navegación por Canal de Beagle 

Día 11 (antes de partir de Ushuaia)...............Lagos Escondido y Fagnano .

Y aunque cumplimos con todo el programa, no pudimos realizarlo de la forma que nos hubiera gustado, un poco más a nuestro aire, pues en vista del mal pronóstico del tiempo, tuvimos que recurrir a una agencia de tours, situada en la Avenida San Martín,  la calle principal donde se concentran la mayor parte de los negocios turísticos. Los precios fueron muy caros pero, al menos, aprovechamos nuestra estancia.


Había dejado de llover cuando nos dirigimos al Museo Marítimo y ex Presidio de Ushuaia, que abre diariamente de 10 a 20 h, con visitas guiadas 11:30 y 18:30 h. y nos añadimos a esta última . La entrada se podía usar dos días consecutivos dado que el museo es muy grande y tiene varias cosas para ver no sólo el presidio. La visita nos gustó mucho y la recomendamos. Precio: $ 300 =17,5 €

La ciudad de Ushuaia surgió como penal en el año 1884, dentro de un plan gubernamental que pretendía formar una colonia en este lugar que no prosperó, pero los prisioneros continuaron siendo enviados a la prisión que, entre 1902 y 1947, albergó a los criminales más famosos del país.

La visita guiada recorre las antiguas celdas y cuenta la historia de los presos más famosos, como la del Petiso Orejudo, una horrible historia de un joven criminal de menores.

También se cree que Carlos Gardel, icono del tango argentino, cuando tenía 15 años y antes de iniciar su carrera artística, estuvo dos años en este presidio. El motivo de la condena fue, aparentemente, un lío de mujeres y política pero parece ser que además había tenido contactos con el hampa.



Petiso Orejudo
Una sala está destinada a la historia marítima de Ushuaia en la que se puede ver una embarcación inglesa hundida de 1883, en otra, el interesante el Museo Yamana, ilustra la vida de esta población nativa que habitó Tierra del Fuego durante 6 mil años y desapareció 30 años después que los hombres blancos llegaron a esas tierras. Los yamanas tenían un estilo de vida simple, con sus canoas-vivienda y resistían casi sin ropa el frío austral. Al obligarles a vestir con ropa que ya venía contagiada de Europa, contrajeron enfermedades como el sarampión, pulmonías y  tuberculosis, que diezmaron la población. Actualmente sólo sobrevive una representante pura yamana.


Esa noche cenamos en el restaurante, el Villagio´s situado en la calle principal, una sopa de mariscos y una merluza negra. 
(La foto del ejemplar de merluza negra, está bajada de internet)

10 de noviembre. Parque Nacional de Tierra de Fuego

Amaneció lloviendo. Ese día teníamos planeada la visita al Parque Nacional de Tierra de Fuego, situado a 11 km de Ushuaia. El parque cuenta con varios senderos, con dificultades bajas a altas y nuestra ilusión era hacer una caminata utilizando un taxi o el servicio de las combis que salen del puerto, te dejan en el parque y luego pasan a recogerte desde otro punto a una hora determinada (también se puede ir en el autobús que sale de la esquina Calle Maipú con Calle Juana Fadul, cada hora). Pero como todo hacía intuir que el tiempo no nos iba a dar una tregua, tuvimos que recurrir a la excursión de grupo organizado por la agencia, el plan que menos nos gustaba.

A las 8h, pasaron a  recogernos por el hotel y nos acercaron a la  Bahía Lapataia, el Lago Acigami y otros puntos de interés. (Entrada al parque: 110$ Precio del  tour: $900).

En la Bahía Lapataia finaliza de la Ruta Nacional 3, que nace en la capital argentina y recorre toda la Patagonia. Bajo un letrero que reza: "Buenos Aires 3.079 km"



Ya que no podíamos hacer ninguna ruta caminando, nos dieron la opción de tomar el Tren del Fin del Mundo (R$ 530, ida y vuelta), un tren que, después de estar cuarenta años abandonado,  en 1994 se recuperó con fines turísticos y recorre los últimos 7 km del antiguo recorrido del tren de los presos, el cual, partía desde la cárcel de Ushuaia, hacia la ladera del Monte Susana, a obtener distintos materiales para la construcción de la ciudad.


Es un bonito tren de vapor, con vagones muy estrechos pero demasiado turístico y el precio caro para lo que ofrece. Durante el circuito van explicando la historia de la prisión. Bajo nuestro punto de vista, puede ser una buena opción para familias con niños o personas mayores.


En la Estación Cascada La Macarena, el tren se detiene y dan tiempo para ascender hasta un mirador con vistas al Valle del Río Pipo y a la cascada La Macarena, de la cadena montañosa del Martial.



Después de la cascada, reniciamos la marcha bordeando el Río Pipo e ingresando en el área del bosque subantártico, que conserva las huellas de la rutina diaria de los presos, tras casi medio siglo de talar bosques para abastecer a la ciudad de leña. Los troncos quedaban cortados a la altura de la nieve que les cubría y así se han conservado montañas y bosques enteros.


Terminado el trayecto del Tren del Fin del Mundo,  continuamos la visita al Parque Nacional Tierra del Fuego y fuimos hasta un gran dique de castores canadienses. Estos enormes roedores fueron importados de Canadá, por orden de Perón, cuando cerraron el penal, para activar la economía de la región fomentando la industria peletera. Pero, hoy en día, son una verdadera plaga y un grave problema ecológico en Tierra del Fuego porque derriban árboles centenarios, inundan bosques, cambian drásticamente el curso de los ríos y convierten tramos en lagunas. Y es que en Canadá, el castor tiene depredadores naturales pero en el sur no.




En el Lago Roca (en nombre aborigen Acigami), con un día que continuaba gis y frío, entramos en el parador y centro cultural Alakush y tomamos un chocolate bien caliente. En la tercera planta cuenta con un mirador del lago, de las costa y del parque nacional chileno y, en otra,  había una exposición con fotografías del antiguo pueblo yamana muy interesante.



Al terminar la excursión regresamos a Ushuaia y  aprovechamos para dar un pequeño paseo por las calles y  tomar algo antes de  embarcar por el canal Beagle. Hacía mucho frío.

Próximo al puerto, había muchos carteles que anunciaban a la Antártida y es que, la mayoría de cruceros que parten hacia el continente blanco, parten desde Ushuaia, ya que sólo los separan 1.000 km.




Gaviotas australes paseaban por la orilla del muelle y lentamente permitían que nos acercáramos a ellas. Tienen su hábitat desde el Cabo de Hornos a Chiloé (Chile) y destacan en particular por el rojo intenso de sus patas y el pico.


Navegación por Canal de Beagle.

Para la navegación por Canal de Beagle, hay varias opciones que ofertan varias compañías localizadas en el muelle. Nosotros nos decidimos por el Catamarán Pinguinera,  con una duración de 4:30h (Precio agencia $1500) ya que nos acercaba a la colonia de pinguinos que hacía pocos días se había establecido en una de las islas.


Todas las embarcaciones salían del muelle turístico, en la Prefectura Naval. Tomamos la última, que salía a las 15:30. Pasamos por la Isla de los Lobos Marinos, la Isla de los Pájaros, el Faro de Les Eclaireurs y la Pingüinera de la Isla Martillo. 












La Isla del Faro Les Éclaireurs está considerada como la última luz de ese Fin del Mundo.




A 90 km de Ushuaia, se encuentra la isla Martillo, donde entre los meses de noviembre a marzo nidifica una importante colonia de pingüinos patagónicos o de Magallanes y otra de pingüinos papua. El barco se acercó lo máximo a la orilla y pudimos contemplarlos durante una largo período de tiempo. Los pingüinos se acercaban curiosos y se colocaban incluso hasta el pie mismo de la nave. Era muy gracioso ver como se movían.








El canal Beagle es frontera natural entre dos países: por un lado Argentina y por el otro Chile. En el siglo XX, con el conocido "Conflicto de Beagle, los dos países estuvieron al borde de la guerra con motivo del desacuerdo sobre el trazado que afectaba la soberanía de algunas islas y sus espacios marítimos adyacentes.


De regreso,  contemplamos las cimas de la cordillera andina que se alzan sobre Ushuaia.



Recomendados por nuestros amigos Juan Pedro y Pepi ese día fuimos a cenar al restaurante El Viejo Marino (Maipí, 229), un local pequeño y sencillo donde disfrutamos de un excelente centolla, especialidad de la región, que capturan en las aguas del Beagle.


11 de noviembre. Lagos Escondido y Fagnano.

El tiempo no había mejorado cuando, a las 9h de la mañana, nos recogieron del hotel con un 4X4 para realizar la excursión de los " Lagos Off-Road". Salimos de la capital por la Ruta Nacional 3, un grupo reducido de 5 personas con un conductor, que hacía también de guía, muy experimentado y simpático.

Cruzamos la cadena montañosa de los Andes por el Paso Garibaldi, el único paso carretero que ha logrado atravesar el encadenamiento de los Andes fueguinos, para introducirnos en un paisaje abrupto, montañoso, salpicado de lagos y cumbres nevadas.


 Que entrábamos en otro tipo de territorio lo certificó una nevada que lo había cubierto todo de blanco. 


Paramos en un centro invernal del valle con actividades de motos de nieve y trineo de perros.


De nuevo en ruta, nos habíamos alejado 60 kilómetros de la ciudad cuando nos sorprendió el lago Escondido, en medio de la cordillera, al pie del Garibaldi.








Continuamos por un camino zingzangueante, bordeando las paredes de la montaña. Un paraje de cataratas y riscos y arroyos, con bosques tupidos de lengas y ñires.


Al lado de una cascada, nos ofrecieron un chocolate con facturas (pastas dulces) que compartimos con  otro vehículo de la empresa pero empezó a nevar y no pudimos alargar mucho la estancia.



Descendimos a la base del lago. Había dejado de nevar.


Retomamos el camino hacia la otra punta del lago Escondido y llegamos a la zona del aserradero Bronzovic, un símbolo de la explotación forestal que desarrolla este sector de Tierra del Fuego y que constituye la principal actividad económica del centro de la isla.


Iniciamos un descenso a través de bosques en lo que podemos comprobar, una vez más, el problema de la devastación producida por los castores. “Lo que no dañaron los aserraderos lo están depredando los castores"- nos comentaron.



El camino terminaba en la orilla de piedras del lago Fagnano y seguimos la marcha entre el bosque y el agua,  hasta que se fue estrechando tanto que el coche continuó por el agua.


El lago Fagnano, de 100 kilómetros de longitud, es el más grande de Tierra del Fuego, además de un excelente escenario para la pesca. Este lago está en movimiento, al estar asentado entre dos placas geológicas; se desplaza alrededor de 5 mm al año de oeste a este, y tiene un desnivel de 50 cm entre los márgenes oriental y occidental.



Dicen que el mundo es un pañuelo, y a veces nos sorprende. Dos compañeras de la excursión eran de Girona y, casualmente, amigas de una amiga nuestra. Con este selfie del grupo le enviamos un mensaje y quedó igual de sorprendida que nosotros. 


La excursión finalizó en el refugio del Valle de los Lobos, un criadero de perros de trineo.


Después de los animales,  compartimos un almuerzo que consistió en embutidos, ensaladas, bifes de chorizo, bifes de lomo  y vinos de la bodega neuquina del "Fin del Mundo".

Y después de una agradable sobremesa terminamos todos como viejos conocidos. Fue un grupito estupendo con el que pasamos buenos y divertidos momentos .


Regresamos a Ushuaia con tiempo para recoger nuestras maletas e ir al aeropuerto. Nuestro vuelo salía a las 20h , con rumbo a Buenos Aires.  Allí nos estaba esperando nuestra familia con la que compartimos los dos últimos días antes de partir a Barcelona.

Argentina es un país espectacular, de norte a sur, que nos encantó conocer. Y, a pesar de que el cambio climático nos jugó una mala pasada, y nunca habíamos tenido tan mala suerte con el tiempo, disfrutamos enormemente de sus paisajes privilegiados, de la amabilidad de sus gentes y de su excelente gastronomía.

¡Tal vez algún día podamos regresar !
 
Termino con un poema de Walt Withman:

"No dejes que termine el día

sin haber sido feliz,

sin haber aumentado tus sueños...

La vida nos convierte en protagonistas

de nuestra propia historia...

Aunque el viento sople en contra...

no dejes nunca de soñar." 

¡Y eso hicimos!


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