1. Barcelona, Santillana de Mar, Comillas y Colombres

10:00

 

28 de agosto, 2020

En ruta desde Barcelona y en dirección Llanes, paramos a visitar  Santillana de Mar, Comillas (Cantabria) y la ciudad asturiana de Colombres. Hermosos lugares, de gran valor histórico-artístico. 




Salíamos de Barcelona a las 6 de la mañana en dirección Llanes, donde habíamos reservado nuestro primer alojamiento y,  tras unas breves paradas, a las 2 de la tarde iniciamos nuestra primera visita turística en Santillana de Mar (a 30km de Santander), de la que guardábamos un buen recuerdo de una visita anterior.

SANTILLANA DE MAR (Cantabria)

Santillana es conocida como la villa de las tres mentiras porque no es santa, no es llana ni tiene mar.

A pesar de la amenaza de lluvia, el tiempo se portó bien y pudimos pasear tranquilamente por las  calles empedradas de Santillana, con sus casas de origen medieval, bellas fachadas y escudos muy bien conservados. 

Iniciamos el recorrido por la calle de Santo Domingo, que se bifurca en dos en forma de "Y". Seguimos por la calle de los tres nombres: Carrera, Cantón y Río,  que conserva un maravilloso conjunto de casonas de los siglos XV al XVII, destacando la casa gótica (s. XV) de Leonor de la Vega y la Casa de los Villa, y  desemboca en la Colegiata de Santa Juliana.

Un poco más tarde,   retrocediendo un poco por la misma calle,  nos desviamos a la paralela calle Racial,  y llegamos a la plaza Mayor,  donde se ubican algunos de los edificios más representativos: la casona de los Barreda-Bracho del siglo XVIII, las casas Del Águila y La Parrael Ayuntamiento, la Torre de Don Borja, levantada a finales del siglo XIV y la Torre del Merino del siglo XIV, que es el edificio más antiguo, residencia fortificada de los merinos o administradores de los intereses soberanos.


Calle Gandara

  Calle Carrera, Cantón, Río. 

Fuente de la Calle Río


Pza. del Abad Francisco Navarro y Colegiata de Santa Juliana. 




Plaza Mayor

Una localidad con mucho encanto y de gran valor histórico-artístico, que rememoró nuestros recuerdos y nos dejó satisfechos de esta nueva visita.

COMILLAS (Cantabria)
Continuamos nuestra ruta, haciendo una nueva parada en   Comillas, declarada Conjunto Histórico Artístico en 1985 y conocida como la “Villa de los Arzobispos” porque en los siglos XVII y XVIII nacieron en ella cinco prelados que alcanzaron  altos cargos dentro de la Iglesia.

Comillas es también la localidad cántabra donde descubrir una de las mejores muestras de la arquitectura modernista del siglo XIX.  Aquí, y bajo los encargos del marqués de Comillas  dejaron sus huellas artistas como Gaudí. 

Especial interés teníamos en conocer El Capricho de Gaudí, que es una de las tres obras diseñadas por el arquitecto, fuera de Catalunya pero, como habían reducido las visitas a consecuencia del Covid16, tuvimos que conformarnos con ver sólo su exterior,  tomando el sendero que se accede  por la puerta del Palacio de Sobrellano. 

El Capricho de Gaudí, de estilo arabesco y declarado monumento histórico-artístico en 1969, se construyó como residencia de verano de los marqueses, con un estilo muy similar al de la Casa Viçens, de Barcelona, de hecho, Gaudí empezó la construcción de las dos residencias nobles, en 1883 (tan sólo cinco años después de licenciarse como arquitecto).



Junto al Capricho de Gaudí, encontramos el Palacio de Sobrellano, diseñado por Juan Martorell , de estilo neogótico aunque con atisbos premodernistas. Fue encargado por el marqués e ideado como su residencia de verano y de la familia real. Contiene mobiliario diseñado por Gaudí, como la chimenea, biblioteca, comedor, sala del trono. Formando conjunto de estilo con el palacio, se encuentra la Capilla-Panteón de los Marqueses de Comillas, que se caracteriza por los mausoleos de mármol.  Las  visitas guiadas que se realizan asiduamente, también estaban muy limitadas.




Las hortensias es una de mis plantas preferidas y, por todos lados, las había preciosas.

Frente a la colina donde se sitúa el Palacio de Sobrellano se puede apreciar la Universidad Pontificia de Comillas. 


Comillas fue una villa importante en la pesca de ballenas. Al acercarnos a la ermita de Santa Lucía, donde se halla el mirador que ofrece excelentes vistas,  de toda la costa, pasamos por la Puerta de los Pájaros, diseñada por Gaudí y que también nos recordó a la Puerta Miralles de Barcelona. Esta original puerta tiene tres entradas: para coches, para personas y para pájaros, de ahí su nombre.



Comillas  merecía más tiempo pero decidimos retomar nuestra ruta, para iniciar nuestra primera visita de la comunidad asturiana, en otro lugar importante, antes de llegar a Llanes. 

COLOMBRES (Asturias)

Encontramos la localidad extremadamente tranquilaposiblemente a consecuencia de la pandemia.   

Colombres conserva un rico patrimonio con quince espectaculares casonas de indianos. En  la Oficina de Turismo nos dieron un plano con un recorrido aconsejado, donde se localizaban cada una de ellas  y nos dispusimos a visitarlas. Paseamos por calles, que se encontraban desiertas y disfrutamos de una  hermosa muestra de casas  señoriales  y arquitectura colorista.




La Casa Piedra, actualmente biblioteca.

La Casa Roja,  donde se rodó, hace unos años, el culebrón de Televisión Española ‘La señora’.

Entre todas las casonas, destaca imponente la denominada Quinta Guadalupe con fachada en tonos azules y blancos, donde se alberga el Archivo de Indianos y el Museo de la Inmigración de Asturias, con mucha información y fotos de archivo de la inmigración de los españoles a tierras de América, durante finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, en busca de un futuro mejor. Algunos regresaron, años después, a su tierra natal convertidos en empresarios de éxito.   


Se puede visitar el interior del palacete, que tiene una espectacular balconada y diferentes estancias con archivos y documentos de los inmigrantes: cartas manuscritas, fotos,  mapas, testimonios, etc.


 
Foto de archivo que nos dejó impresionados.

Aunque fue una visita breve, nos gustó conocer Colombres y sus magníficas casonas . La lástima fue que únicamente pudimos ver el interior del Museo Indiano que , aunque interesante,  es  una visita prescindible para quien no tiene un  interés especial

De aquí,  nos fuimos directamente a Llanes, donde teníamos reservado nuestro primer alojamiento. Y como en verano los días son largos, aún tuvimos tiempo de dar un paseo por el mirador de San Pedro y   cenar en el restaurante  Bálamu ( al lado de los Cubos de la Memoria). Elegimos  una excelente lubina al horno, un revuelto de bacalao y unos calamares buenísimos. Nos lo habían recomendado y no nos defraudó.  




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