1. PEST y COLINA DE GÉLLER

21:46



En nuestro primer contacto con Budapest subimos a la colina Géllert a contemplar la puesta de sol y el anochecer.











BUDAPEST

Llegamos en un día soleado, con nubes altas. La ciudad se veía bonita, luminosa y al mismo tiempo, con una temperatura ideal, superados los calores del verano. 

Mercado Central

Por Vati Utca, la calle peatonal y una de más comerciales y elegantes de la ciudad, nos acercamos a Mercado Central, situado al final del Puente de la Libertad (Szabadsag) en el lado de Pest.

Construido en 1897,  era uno de los lugares que no queríamos dejar de ver.  Repleto de olores y sabores autóctonos, cuenta con mas de 180 puestos donde  se pueden comprar verduras, frutas, carnes, todo tipo de panes, embutidos, vino, foie-gras y recuerdos, como la famosa paprika (pimientos dulces o picantes), imanes, cerámicas, ....







Subimos al primer nivel donde además de productos textiles, bordados húngaros y souvenirs se encuentran algunos restaurantes y puestos de comida que ofrecen platos típicos. Allí, aprovechando que era la hora de la comida nos sentamos para degustar los primeros platos de goulash. Especialmente la sopa nos encantó, con un delicioso toque picante de paprika.

Para ver el pescado y la carne hay que bajar por una escalera al  nivel del sótano .




PUENTE DE LA LIBERTAD (Szabadság híd)

A pocos metros del mercado se encuentra el puente más hermoso y elegante de los que cruzan el Danubio. Con su estructura de acero verde, es una perfecta recreación del original de 1896 que fue destruido por los alemanes en la II Guerra Mundial .



MONTE GELLERT Y ESTATUA DE LA LIBERTAD


Cruzamos el Puente de la Libertad,  accedimos por la colina Gellert hasta la Ciudadela, una fortificación levantada entre 1850 y 1854, por los austriacos, de escaso valor histórico, si bien subir hasta ella compensa con creces por sus magníficas vistas de la ciudad, el Danubio y los puentes que la atraviesan.








En la cima de la montaña se encuentra la Estatua de la Libertad o Monumento de la Liberación , una estatua de bronce, de 14 metros, colocada sobre un pedestal de 26 metros. Fue inaugurada en el año 1945, en memoria de la liberación de Hungría por parte de la Unión Soviética.

La figura central del monumento es una mujer que sostiene una hoja de palma.


Junto a la Estatua de la Libertad hay un mirador desde donde se obtienen las mejores vistas de Budapest y los puentes que la atraviesan.



Cuando cae la noche, los edificios más emblemáticos y los puentes se engalanan con miles de luces. La ciudad se transforma y la vista desde el mirador es espectacular.




Regresando a Pest, al pie de la colina se encuentra el famoso balneario de Gellert (De 6 a 22 horas). De estilo modernista, se abrió en el años 1918 y funciona también como hotel. Tiene una piscina cubierta donde se han rodado múltiples anuncios (cuerpo Danone) y una maquina para la formación de olas. Entramos a echarle un vistazo, era una de las opciones que teníamos para ir pero, al final, nos decidimos por el de Széchenyi, situado en el otro extremo de la ciudad.


De nuevo, cruzamos el Danubio por Szabadság híd para acceder a la orilla de Pest. El puente iluminado se veía aún más espectacular.




Regresamos por la calle Vaci hasta la Plaza Vorosmarty, que tiene una estatua en el centro dedicada a Mihaly Voorosmarty (un importante poeta). En un lateral se encuentra la pastelería Gerbaud,  la mas famosa de Budapest y uno de los cafés más históricos de Europa.

Su origen se remonta a 1858. El pastelero Gerbeaud fue un maestro repostero que llegó a ser condecorado con la Legión de Honor francesa y la mismísima emperatriz Sissi lo visitaba cuando estaba en la ciudad pero, en el periodo comunista, el Estado se adueño del café y le cambió su nombre por el de Vorosmarty (como la plaza donde se ubica) hasta que, en el año 1984, volvió en poder del antiguo propietario.

Tiene un decoración  elegante, mesas de mármol y unos salones inmensos. Es uno de los cafés más caros de Budapest pero aconsejan tomar un trozo de tarta con un café o un chocolate. Eso hicimos,  el chocolate estaba buenísimo, las tartas espectaculares pero el café decepcionante.


Después de saborear tan buenos dulces, ya no teníamos ganas de cenar:  Tomamos el paseo a orillas del río, en dirección al Parlamento. Entre los puentes de Szechenyi y y Erzsebert nos paramos ante la estatua del Duende de Budapest, también llamada Princesita. Mide 50 cm y está sentada encima de la barandilla de las vías del tranvia a orillas del Danubio. Su autor László Marton, se inspiró para realizarla en su propia hija . Hay dos copias más de ella, una en Tapolca, la ciudad natal del artista y otra en el Metropolitan Space de Tokyo. 


Detrás de la estatua se puede admirar la colina de Buda con el Palacio Real. Esta posición llamativa la ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad.


Regresamos caminando hasta el apartamento donde nos preparamos un pequeño refrigerio, y después de una buena tertulia, nos fuimos a descansar para reponer fuerzas, que al día siguiente las necesitaríamos.


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