6. De Gijón a La Regalina (Cadavedo)

17:26

 Seguimos disfrutando de la costa asturiana, por lugares tan maravillosos como:  Luanco, Cabo Peñas, Avilés y Faro San Juan, Cabo Vidio, Playa del Silencio,  La Regalina en Cadavedo y Cudillero.


De Gijón a Cadavedo 

La ruta transciende por preciosas localidades, cabos y faros con paisajes espectaculares, playas idílicas y rincones maravillosos. 

Luanco

Después de visitar la Laboral Ciudad de la Cultura, en Gijón, tomamos rumbo a Luanco,  una villa marinera con un encanto especial que incluye un casco urbano, un puerto y  dos playas  espaciosas,  una de ellas lleva el mismo nombre que la villa y, la otra, es la playa de la Ribera.

Playa de la Ribera

Playa de la Luanco

Aparcamos el coche en el parking gratuito de la plaza del Ayuntamiento y salimos por la calle que bordea la playa de La Ribera,  que nos introduce por el casco antiguo. 

Al lado del Ayuntamiento  se encuentra la plaza del Reloj con una histórica torre que se remonta a 1705 y que, en sus primeros años, fue utilizada como cárcel, polvorín y almacén.


Detrás  se suceden una serie de pequeñas callejuelas de ambiente marinero. Nos llama la atención una casa con una fachada muy pintoresca y nos paramos a hacerle una foto.

Pasamos por  la plaza Baragaña, un  bello rincón rodeado de coloridos edificios.

Junto al casco antiguo,  siguiendo el paseo marítimo, llegamos al puerto.

Es un puerto de tradición marinera y uno con las mayores dimensiones de todo el Principado. En él se pueden ver pequeñas embarcaciones de recreo y otras dedicadas a la pesca. 

Al final del dique nos paramos a ver una interesante exposición de fotografías con la historia del pueblo y las familias. Entre todos los edificios destaca  el  del Gremio de Pescadores, de color azúl, actualmente reconvertido en restaurante y que a esas horas estaba cerrado.

Desde el del puerto y en la punta del espigón reposa la iglesia parroquial de Santa María, construida en el siglo XVII y nos acercamos a visitarla.


La sobriedad exterior de la iglesia contrasta con su barroco interior y sus numerosos retablos, destacando  el  mayor, del siglo XVIII, con la imagen del Cristo del Socorro. 


La iglesia tiene unos soportales con columnas de piedra a su alrededor , con bancos de cara al mar.


Por detrás de la iglesia, parte un sendero que recorre los acantilados de la costa en dirección al Cabo Peñas, el siguiente lugar al que  nos dirigimos después de la visita a esta villa.

Cabo Peñas

Tomamos la carretera que lleva al Cabo Peñas, a pocos kilómetros.  Aparcamos el coche junto al faro y seguimos por el sendero que le rodea.

 

El faro está situado en un paraje de extrema belleza natural y salvaje del cabo.


El Cabo Peñas está situado a mas de 100 metros sobre el nivel del mar, en un imponente y rocoso acantilado. 



La pasarela de madera que  bordea el faro,  nos permite disfrutar del paisaje que asomaba en cada recodo, en cada ensenada, en un magnífico día soleado y claro.



Las vistas son de vértigo.


El faro es el de mayor alcance del litoral asturiano y se puede visitar. En la planta baja se sitúa un Centro de Interpretación Marina del Cabo de Peñas.



Playa de Verdicio

Saliendo del Cabo de Peñas, a la izquierda, y en plena naturaleza, vemos un cartel que señala las playas de Verdicio. Aparcamos, nos acercamos a conocerlas y quedamos maravillados. Rodeadas de onduladas colinas tapizadas de verde, varias playas se extienden salvajes en grandes recodos de la costa, muy tranquilas y bellas.




Avilés

Siguiendo la ruta, llegamos a Avilés, la villa más antigua de la costa cantábrica, que nos sorprende por la belleza de su antiguo casco histórico .

Aparcamos el coche en el Centro Niemeyer, que es gratuito,  y para pasar al casco antiguo cruzamos la pasarela que conecta un lado del río con el otro.

Caminamos unos metros hasta llegar a la Plaza España.  Es muy amplia y está rodeada de edificios nobles de gran importancia: el Ayuntamiento, la casa de García Pumarino y el palacio del Marqués de Ferrera.  Es tan bonita que sido elegida como una de las veinte plazas con más encanto de España. 

A su alrededor hay muchos locales y terrazas para tomar algo. Nos sentamos y  tomamos unos refrescos y un pequeño tentempié .


Desde la Plaza España nacen las calles más tradicionales de Avilés y se prolonga por la Plaza Domingo Álvarez Acebal, una de las más bonitas, donde además de la iglesia  de San Nicolás de Bari, se encuentra uno de los mejores ejemplos de las lujosas casas palaciegas que se construyeron a principios del siglo pasado, como el palacio de Balsera, actualmente Conservatorio Municipal de Música .


 Iglesia  de San Nicolás de Bari

Llegamos a  la  plaza del Carbayo, el centro neurálgico del antiguo barrio marinero de Sabugo En el centro de la plaza se encuentra la Iglesia de Santo Tomás de Canterbury y nace la calle con más sabor de Avilés, la calle Bances Candamo, con soportales a ambos lados y columnas muy bien conservadas. 


Iglesia Vieja de Sabugo y la Plaza del Carbayo

La calle de Bances Candamo es una preciosidad, y una de las imágenes más características de Avilés.





Calle de Bances Candamo y plaza del Carbayo.


A finales del siglo XIX,  la iglesia vieja de Sabugo se quedó pequeña para acoger  a todos sus feligreses y hubo que construir una nueva, más grande y más moderna. La Iglesia Nueva de Sabugo o de Sto. Tomás de Canterbury se realizó con la ayuda económica de los ciudadanos, muchos de ellos emigrantes a Cuba que habían conseguido hacer fortuna.


Ya nos íbamos  cuando, pasando por la calle de Carreño MIranda, vimos la escultura en bronce de la "Monstrua".  Su historia es muy curiosa. Se trata de la estatua de Eugenia Martínez Vallejo,  conocida como "la niña monstruo de los Austrias" por su deformidad. Durante su estancia en palacio, el rey  Carlos II, "el Hechizado", encargó a Juan Carreño de Miranda, pintor de la Corte, que la retratara. El artista realizó dos lienzos,  uno de ellos, con Eugenia vestida al más puro estilo de "Las Meninas", de Velázquez,  fue en el que el escultor asturiano Amado González Hevia "Favila" tomó como referencia para esculpir la popular estatua.


Atravesamos la pasarela del río para regresar al Centro Niemeyer, obra del brasileño Oscar Niemeye,  arquitecto de gran prestigio internacional, al que le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. 

El Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer,  inaugurado el 25 de marzo de 2011, está situado en  un amplio espacio abierto al mar, con la presencia de colores primarios: azul, rojo y amarillo, además del blanco y distintas construcciones que representan la cúpula de una montaña de la que nace un río, que desemboca en el mar  y un frondoso árbol en medio (el edificio de la torre) .




Aunque sólo pudimos ver su exterior, porque se encontraba cerrado, las formas de los edificios y su enclave nos parecieron espectaculares. 

Faro San Juan

De Avilés nos desplazamos unos kilómetros al Faro de San Juan, situado en la llamada Punta del Castillo. Desde aquí disfrutamos de una bonita panorámica de la costa y nos acercamos por un pequeño camino al lugar donde la ría de Avilés tiene la salida al mar. 



Cabo Vidio

Llegamos a Cabo Vidio por el pueblo de Oviña . Es uno de los cabos más importantes de Asturias, desde el que se puede divisar Estaca de Bares o el Cabo de Peñas. Está situado en un acantilado muy  escarpado y vertical, que se alza a unos 80 metros sobre el mar.

En este cabo se encuentra otro faroque se construyó en 1950, junto  con dos viviendas.  Emite una señal luminosa de 4 destellos cada 20 segundos y puede divisarse a unas 16 millas cuando hay mal tiempo y hasta unas 35 millas en los días claros.

Bordeando el faro en el sentido de las agujas del reloj se obtienen unas vistas espectaculares.





Vistas maravillosas y acantilados que de vértigo.



Antes de llegar al faro, la vista de la playa y de los acantilados situados al oeste, son tan impresionantes que te dejan sin respiración. 


Playa del Silencio

Aunque teníamos reservado el alojamiento en el pueblo de  Cudillero, lo pasamos de largo y avanzamos unos 20 km, para visitar dos lugares que nos hacía mucha ilusión conocer: La Playa del Silencio y La Regalina.

Para llegar a la Playa del Silencio nos dirigimos hacia el pueblo de Castañeras. Desde allí seguimos las indicaciones y nos desviamos hacia una carretera circular bastante estrecha. Antes de acercarnos a las inmediaciones de la playa, dejamos el coche en un pequeño parking de pago (2€) situado a la izquierda y andamos un poquito hasta llegar a un mirador, situado en lo alto del acantilado, desde donde se obtiene  la panorámica más bella de esta maravillosa playa.



A la playa se accede por un tramo con mucha pendiente de escaleras con barandillas. Nosotros no llegamos a bajar porque se hacía tarde y queríamos llegar a la Regalina. 

 
 Quedamos fascinados de este lugar. La Playa del Silencio es, sin duda,  uno de los lugares más bellos de la costa asturiana. Un regalo para los sentidos. 


Ermita de la Regalina

A continuación, nos fuimos hasta el pueblo de Cadavedo, donde se ubica la ermita La Regalina, de la que habíamos visto fotos por internet. 


La ermita de color azúl y blanco, fue construida en 1931, a instancias del Padre Galo, que quería convertir el sitio en un lugar de peregrinación para honrar la patrona de Cadavedo, la vírgen de Riégala, llamada cariñosamente "la Regalina".


Junto a la ermita hay unos preciosos hórreos asturianos, uno de ellos se asoma por el acantilado a la playa de la Ribeirona, la más concurrida de Cadavedo.


El lugar es de una belleza apabullante. No hay que emplear mucho tiempo en visitarlo y verdaderamente vale la pena desplazarse para verlo.











Cudillero

Finalmente nos desplazamos a Cudillero, un pequeño y pintoresco pueblo marinero, famoso por las casas  de colores que se cuelgan en la montaña y forman un anfiteatro. Habíamos estado en él en un viaje anterior pero teníamos un gran recuerdo que nos apetecía regresar. 

Es uno de los principales reclamos turísticos  del Principado de Asturias y  uno de los lugares que encontramos con más ambiente.

Aparcamos a la entrada del puerto, en la zona habilitada para el turismo y dimos un pequeño  paseo, antes de que se hiciera de noche. 








Hasta las diez de la noche no estaba permitido atravesar el pueblo desde el puerto y como nuestro alojamiento estaba en la parte superior, tuvimos que dar una vuelta de 3km para poder acceder  a la zona del  'El Pitu", una zona muy tranquila donde estaba situada.

Nos habían recomendado  "La Casona la Paca ,  una antigua casona de indianos, con mucho encanto y decorada con un gusto exquisito, que nos encantó. 

Como no disponían de restaurante, nos recomendaron algunos situados en el puerto, al que podíamos bajar con el coche atravesando el pueblo y, a partir de las diez,  podíamos regresar por la misma carretera de subida. Nos decidimos por Café del Faro y cenamos muy bien: Una ensalada de marisco, unas zamburiñas y un arroz negro. Todo muy bueno y acompañado con una sidrina. 



Como al salir hacía  fresquito,  nos fuimos  pronto a dormir, finalizando así un espléndido día. 

SEGUIR:   7. Somiedo

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