5. ALTO ATLAS, VALLE DE DADÉS Y DE LAS ROSAS, GARGANTAS M´GOUN

21:30

Nos adentramos por pistas en lo más profundo del Alto Atlas Central, descubriendo paisajes espectaculares del valle del Draa y el valle del Dadès. Vemos montañas, cañones y valles, así como las grutas donde aún habitan nómadas en las montañas. En el Valle de las Rosas visitamos aldeas y nos acercamos a la Ganganta M´Goun.











Jueves, 4 de octubre, 2018

GARGANTA DEL DADÉS

Salimos por la mañana, en dirección a la garganta del Dadés que circula paralela al río que lleva su nombre. En la ruta, vemos algunas kasbas que se encuentran camufladas entre las montañas, muchas han sido abandonadas.



A unos 20 km de Boulmane Dadés, vemos una curiosa formación rocosa. Son plegamientos geológicos de caliza que han sido modelados por la erosión y que se conocen como "los dedos de mono» o también "cerebro del Atlas».

 Una parada obligatoria para hacer algunas fotos.




Seguimos unos kilómetros más y, antes de llegar a la garganta del Dadès, nos encontramos que la carretera de ascenso estaba cortada. El italiano Fabio Barone quería batir su tercer record Guiness subiendo la carretera, durante 8km, en menos de cinco minutos, con su Ferrari. Lo consiguió con un tiempo record de 4´42´´65. Allí estaban algunas autoridades de la comarca reunidas. Reclamamos por la espera y el intendente nos invitó a un té y a unas pastas en el hotel desde donde salía pero, para nosotros, representó  más de dos horas perdidas.


Al final, después de protestar, nos dejaron subir a pie.

La garganta se encuentra en un profundo barranco o desfiladero del Alto Atlas. Lo que tiene más fama en el lugar es la "Tissadrine”, una serpenteante carretera que llega hasta lo más alto, donde se encuentra un hotel y un restaurante.






Subimos andando y, cuando ya estábamos llegando, dieron paso a los coches y Moha nos recogió.


Desde la cima, había unas vistas espectaculares de la "Tissadrine” y del todo el valle pero pudimos disfrutarlas poco porque teníamos que adelantar el tiempo perdido.




ALTO ATLAS

A continuación, nos introducirnos en lo más profundo del valle de Dades por unas pistas de tierra a las que sólo se puede acceder con un todo terreno y un experto conductor como Moha porque, además, las rutas no estaban señalizadas.



Un paisaje abrupto, con escarpadas paredes de roca,  mesetas y de rocosos peñascos, acompañado de unos colores asombrosos, de los que enseguida quedamos fascinados. 

La zona, profundamente agreste e inhóspita,  separa la principal cadena del Anti Altlas, el valle del Draa y el Wadi Dadès del Alto Altlas.








Después de recorrer varios  kilómetros, bajamos del coche para estirar un rato las piernas. Vimos una joven solitaria y nos  acercamos a saludarla. Debajo se encontraba una cueva que servía de morada a  su familia. Eran nómadas bereberes.


En esos momentos, la madre estaba dando de comer a los animales de corral, junto a un pequeño mulo y, en el más ínfimo terreno cultivable, tenían algo plantado.



En la entrada tenían un telar. Desde siempre, gran parte de la economía de los campesinos y pastores nómadas de Marruecos ha girado en torno a la cría de ovejas y cambian de lugar dependiendo de la temporada de  pastos.  Con la lana, las mujeres confeccionan alfombras en simples telares de madera, que son desmontados y llevados de un lugar a otro. Las alfombras, como ya vimos,  se emplean para cubrir el suelo en las tiendas bereberes y para mantener el calor en las frías noches del desierto, como mantas y ropa de cama pero también, con su venta, contribuyen a la economía familiar. 

Los colores y diseños varían según las diferentes tribus marroquíes y a veces incluyen dibujos o signos tradicionales. 




Su modo de vida nos dejó impresionados y con el sentimiento de que un cambio es extremadamente difícil. El padre no veía por unas simples cataratas, la familia no podía pagar la operación y el Estado no le facilitaba absolutamente nada. Este abuelo, en nuestro país, conservaría la visión. En cuanto a la joven, nos preguntamos qué futuro tenía en esas condiciones. 


Nos despedimos de ellos y  continuamos la ruta,  al pie de las montañas del Alto Atlas.





VALLE DE LAS ROSAS

Dejamos el camino de tierra y seguimos por el valle de Dadés, que se hace más verde junto al río. Nos adentramos en  pequeñas localidades del Valle de las Rosas.



Este valle es famoso por el cultivo de  la rosa damanesca,  una de las especies más perfumadas y cotizadas del mundo, resistentes al frío y a la sequía. Se dice que fue introducida, por casualidad, en alguna de las caravanas de peregrinos que volvía de La Meca hace unos 300 años.

El Valle de las Rosas es especialmente famoso en la época de la floración, cuando se viste de rosa y en  el segundo fin de semana de mayo, que se celebra una de las fiestas más populares de Marruecos.




La carretera atraviesa pequeñas comunidades con casas tradicionales y  estrechas calles, donde parece haberse detenido el tiempo.








Paramos a comer en una casa particular. Nos traen un guiso preparado en un tajine con verduras, hortalizas y trozos de carnes de cordero. El tajine es un recipiente de barro, característico de Marruecos, compuesto por un plato hondo y una tapa de forma cónica. La cocina del tajine se caracteriza por ser una cocción muy lenta, que permite repartir el calor por su interior de forma eficiente y después lo conserva muy bien.




El guiso estaba muy bueno.



GARGANTA DEL  M´GOUN  

Después de reponer fuerzas, seguimos por el Valle del Dades y, de nuevo, nos desviamos por unas pistas y caminos rurales sólo accesibles con 4x4. Como había llovido mucho el día anterior,  algunos pasos estaban en muy malas condiciones.

Muy próximos a la Garganta del M´Goun bajamos del coche.  Andamos un poco en su dirección pero no acabamos de llegar porque las nubes amenazaban tormenta y nos habían advertido que la vuelta se podía complicar.



Unos hombres regresan del estrecho paso cargados con sus mulas.



Ante el peligro de desviación del río, regresamos a la carretera del Valle de las Rosas.


Aldeas del Valle de la Rosa

Mientras la tormenta se contuvo, aprovechamos para dar un paseo por las calles de alguna aldea.










Una vida rural muy tranquila .


Los niños se acercaban a nosotros y se iban contentos con pequeños obsequios.


Una de las cosas que nos llamaba la atención es la cantidad y diversidad puertas y ventanas de hierro forjado que se veían por todas partes. Nos dijeron que más que para preservar la seguridad de las viviendas, se utilizan para embellecer las casas.


Empezó a diluviar cuando tomamos el camino de regreso. Cuando llegamos al hotel seguía lloviendo, había refrescado bastante y empezaba a anochecer.


Cuando terminó de llover decidimos bajar hasta la plaza principal de BoutGhrar. Las calle de acceso estaba sin asfaltar y con la tormenta en muy malas condiciones. 


Regresamos pronto al hotel. Cenamos y después de la sobremesa, nos fuimos a dormir.


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Ouarzazate. Estudios cinematográficos y Kasbah de Taourit, Kasbah Aïn Ben Haddou, 

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